Mentiras de Jarabe | KiVi

Fue Todo un Placer

El frío de la mañana no era capaz de colarse debajo de las sábanas donde descansaban plácidamente Chiara y Violeta.

Chiara llevaba un tiempo despierta, tumbada y observando el perfil de Violeta. Sus pestañas descansaban contra sus mejillas, y la inglesa quería estirar su mano y tocar su piel con la yema de sus dedos, pero tenía miedo que se desvaneciera con un roce.

No se lo podía creer.

La morena se apoyó en su mano, buscando un nuevo ángulo que aún no había visto de su compañera, pero le parecía imposible; conocía cada rincón de su cuerpo. Lo había explorado primero con sus ojos, en pequeños y vergonzosos vistazos durante meses, y después con sus manos y su boca.

— You're beautiful — susurró, atreviéndose a tocar la piel suave y tersa de su mejilla.

Apoyó toda su mano en la cara de Violeta, notando como su piel era cálida al tacto a pesar del aire frío que había traído consigo el amanecer. Chiara apartó su mano y cubrió el cuerpo de la pelirroja, que se había destapado por la noche, recordando cómo hacía eras ella había sido la encargada de desnudarla.

— Mm — Violeta murmuró, hundiendo su cara en la almohada y frunciendo el ceño. Chiara sonrió; era adorable.

— Buenos días — susurró Chiara, acercándose a la pelirroja. La mujer mayor se giró, y la inglesa no tardó un segundo en abrazarse a su cuerpo, besando su hombro.

Violeta farfulló algo, pero Chiara no la escuchó. Sus oídos sólo podían escuchar el sonido de su propio corazón, latiendo con fuerza.

— Kiki — Violeta repitió.

Chiara alejó su cabeza del hombro de Violeta, donde había estado oliendo el perfume natural que desprendía su cuerpo.

— Dime.

— ¿Qué hora es? — preguntó, girándose.

Chiara se separó, buscando su móvil entre las sábanas — Las ocho.

— Qué pronto — Violeta dijo, mirando al techo. Los ojos de Chiara fueron al cuello de la pelirroja, donde marcas moradas empezaban a hacer acto de presencia gracias a su boca.

— Ya.

— Nunca te sueles despertar tan pronto.

— Por fin tengo un motivo para despertarme pronto — Chiara dijo, sonriendo.

— ¿Ah, sí? — Violeta preguntó, girándose para verla — ¿Cuál?

— Verte al otro lado de la cama, desnuda.

Violeta frunció el ceño — Esto no va a pasar todas las noches, Chiara.

— Claro que no — dijo Chiara — Alguna noche tendremos que descansar. Aunque por mí, te tendría todo el día así.

— Me refiero a que esto no se va a volver a repetir.

Chiara sintió su sonrisa borrarse — Ah.

— Ya conseguiste lo que querías — Violeta se levantó, llevándose con ella el calor que se albergaba bajo las sábanas, y también parte del corazón de Chiara que, sin darse cuenta, había roto.

— ¿Qué?

— Pues eso — Violeta se apresuró a ponerse una camiseta, y maldijo cuando vio que era una de Chiara — Ya tenías lo que querías — se puso unos pantalones y salió por la puerta.

Chiara tardó unos segundos en asimilar las palabras de Violeta, y otros pocos más en vestirse. Salió y buscó a la pelirroja, que estaba metiéndose en el baño.