Chiara se encontraba en la cocina con Violeta, abrazándola por detrás y tarareando canciones en su oído mientras la pelirroja lavaba los platos.
— Tenemos que arreglar el lavavajillas — Violeta comentó, secándose las manos.
— Pobrecito — Chiara dijo. Dejó un beso en el hombro de su novia y sonrió — No está acostumbrado a tener que lavar tantos platos.
— Creo que el problema no es ese — Violeta comentó, descansando su cuerpo contra el de Chiara — Sino que Ruslana le echó suavizante en vez de lavaplatos.
— Ya — Chiara metió su mano dentro de la camiseta de Violeta, frotando su estómago para intentar relajarla — La comida sabía fatal.
— No me lo recuerdes — Violeta pidió, frotándose la cara — Se tiene que buscar un piso. Somos demasiadas aquí.
— Cuanto menos espacio, mejor — Chiara besó su cuello — Así tú y yo estamos más juntitas.
— Kiki — Violeta se quejó — Deja de ser romántica y ponte en serio. Tenemos que hablar con Rus.
— Tienes — Chiara dijo — Yo no le pienso decir nada. Me va a pegar si le digo que se vaya.
— No te va a pegar — Violeta susurró divertida. Golpeó el brazo de Chiara que estaba debajo de su camiseta, y este comenzó de nuevo a hacerle carantoñas en la piel.
— Claro que me va a pegar — Chiara dijo — Siempre me pega. Soy como un saco de boxeo para ella.
— Pobrecita — Violeta murmuró.
La pelirroja descansó por completo su cuerpo contra el de su novia, y cerró los ojos. Su cabeza reposaba sobre su hombro, y Chiara dejó un beso en su mejilla.
— Nada de pobrecita — Chiara dijo — Estoy contigo. Por mí como si me maltrataran veinte personas distintas; me da igual si te tengo al lado.
— ¿Qué te he dicho de ser tan romántica?
— Lo siento. Contigo me sale solo — Chiara la abrazó más fuerte — Eres mi musa.
— Y tú tienes demasiada labia.
Violeta abrió los ojos y giró su cabeza. Marrón y verde se encontraron, recordando a la tierra y la maleza que se entrejunta en la naturaleza; era un oxímoron que, sin embargo, parecía estar destinado a suceder.
— Te quiero — Chiara susurró, besando sus labios. Violeta sonrió en el beso, separándose para mirarla a los ojos.
El sonido del timbre interrumpió su momento, y Violeta suspiró, separándose de Chiara.
— Como Ruslana haya pedido otra mierda de esas de la teletienda te juro que la mato — Violeta advirtió.
— Voy a abrir la puerta — Chiara dijo, con urgencia.
Lo último que quería era que su novia estuviera cabreada, y mucho menos con Ruslana; siempre que discutían, la metían en medio porque al parecer, aunque la bielorrusa conocía a Violeta desde los diecinueve, Chiara era su mejor amiga. Con lo cuál, siempre la acaban involucrando en todas las peleas, y la hacían elegir un bando.
Tana era la única capaz de calmar el ambiente, diciéndole a Ruslana que le pidiera perdón a su hermana. Sorprendentemente, la ucraniana siempre le hacía caso, y la discusión terminaba con las disculpas de Ruslana.
Pero Tana estaba trabajando, y Ruslana les había informado que llegaría a casa en una hora, con lo cuál lo mejor para la salud mental de Chiara era conseguir relajar a Violeta hasta que su hermana apareciera.
BẠN ĐANG ĐỌC
Mentiras de Jarabe | KiVi
Lãng mạnChiara y Violeta son compañeras de piso, y no se llevan bien. Discuten a menudo, y cuando no lo hacen, se ignoran. Cuando se adelanta la boda de su hermana, y Violeta se niega a ir sola y escuchar a su madre preocupada por su soledad, decide engañar...