Días de no Madrugar

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— ¿Tienes dinero? Yo no.

— Joder, sí que eres pobre — Chiara rio — Claro que tengo. Venga, vamos.

━━━ • 𖥸 • ━━━

— Bueno, ¿qué es eso que me querías contar? — Tana preguntó, sentándose en su cama — No me asustéis.

— Tana — Violeta susurró, sentándose a su lado — Es algo serio.

— ¿Qué ha hecho la guiri? — Tana preguntó, mirando a la chica, que estaba de pie al lado de la puerta, sin saber qué hacer.

— Nada. Ven, Kiki — la inglesa la obedeció, sentándose al lado de Violeta en la cama.

— Me estáis preocupando — Tana dijo — ¿Qué ha pasado?

— Es mejor que veas esto — Violeta dijo, entregandole su teléfono.

Violeta se aferró a la mano de Chiara mientras su hermana miraba el vídeo. Observó su cara, impasible y seria, mientras veía la pantalla.

— ¿Es Roberto? — Tana preguntó.

— Sí.

— ¿Roberto, mi Roberto? — Violeta asintió — ¿Mi Roberto, con otra?

— Chiara lo vio en el super esta mañana, con la chica. Le reconoció por las fotos que le has enseñado.

— No puede ser.

— Lo siento mucho, cielo.

— No. Me niego.

— Tana — Violeta se acercó a ella, abrazándola — No sabes como lo siento.

— No — Tana se levantó, saliendo de la habitación.

— ¿La- la seguimos? — Chiara preguntó, levantándose.

— Tana — Violeta asomó su cabeza fuera de la habitación, y vio a su hermana saliendo por la puerta principal. Corrió a ponerse unos zapatos mientras Tana abría la verja — Kiki, ven. ¡Que se tira por el pozo!

— ¿El de la abuela Carmen? — Chiara preguntó, corriendo hacia Tana, que ya estaba en la calle.

— No. Ese lo chapó la policía — Violeta corrió tras Chiara.

— ¿Qué le pasa a esta familia con los pozos? — Chiara preguntó, girándose para mirar a Violeta.

— ¡Cógela, imbécil! — dijo la pelirroja, quien no consiguió respirar hasta que vio a Chiara agarrar a Tana, parándola en seco.

— Déjame, coño — Tana dijo, forcejeando — ¡Voy a por una pala! A este me lo cargo, te lo digo como que me llamo Cayetana.

— Vio — Chiara dijo, observando cómo la chica se acercaba a ellas — No te preocupes, no está pensando en el suicidio, sólo homicidio.

— No es justo — Tana dijo, golpeando a Chiara. Miró a su hermana y negó con la cabeza — No lo es. Le he dado mi vida. ¡Llevamos juntos desde que teníamos catorce años!

— Lo siento mucho, Tana — Violeta dijo — ¿Quieres que lo mate? Te juro que lo haré.

— No — Tana negó con la cabeza — No, no... No quiero... — comenzó a sollozar. Ante la sorpresa de Violeta, se abalanzó sobre Chiara y la abrazó — Dime que es mentira.

— No lo es — susurró Violeta, poniendo su mano en la espalda de Tana — Lo siento mucho, cariño.

Chiara miró agobiada a Violeta mientras Tana lloraba en su hombro. La granadina le dedicó una sonrisa triste, y apretó su brazo para hacerle saber que estaba agradecida por como estaba ayudando a su hermana.

Mentiras de Jarabe | KiViTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang