Capítulo 49: Terapia.

1.4K 126 32
                                    

Reino Unido.
3:50 pm. 15 de Octubre del 2023.

Lando.

Las sesiones de terapia nunca habían sido de mi agrado, después de todo cuando comenzaba a asistir el desgano de seguir yendo se acercaba con intensidad por lo que a la tercera sesión tomaba la desicion de dejar de ir, dándome de alta solo.

Pero esta vez me veía obligado por el australiano a decir mis traumas, nuevamente, a un desconocido que dice arreglarlos a cambio de dinero.

— Sabes que es un proceso largo, solo tienes que ser constante. — me repitió el menor mientras estacionaba el auto.

Esta sería mi primera sesión, la cual no quería en lo absoluto tomar pero parecía no tener más remedio.

— Si, lo sé, ya me sé toda la historia y va a terminar igual que las últimas veces. — lo miré mal mientras desabrochaba mi cinturón de seguridad.

— Lando, debes hacer un esfuerzo por qué esta vez termine cuando el psicólogo diga que debe terminar. — ahora él parecía enojado, incluso su tono de voz hacia notar ese sentimiento poco recurrente en él.

— No voy a prometer nada, tú me trajiste aquí. — lo señalé con recriminación para luego bajar del auto, a lo que él también lo hizo.

— Si, para que arregles tus problemas y traumas. — puso seguro al auto y caminamos juntos hasta la puerta de una casa no tan grande.

— Ja, como si ese señor pudiera hacerlos desaparecer.

— Si sabes que ese no es el trabajo de un psicólogo ¿No?

— ¿Entonces cuál es?

Toque el timbre por costumbre más que por quererlo, pero al menos ya no tengo a un Oscar repitiéndome que debo hacer esto cada semana hasta que el hombre que me atienda me diga que estoy bien.

En verdad, superficialmente quiero estar bien, sentir que todo en mi se encuentra en el lugar correcto, ya no quiero seguir atormentandome cada vez que mi compañero consigue más victorias, en varios aspectos, que yo. No quiero sentir que todo lo que hago está mal o que realmente digo cosas estúpidas, solo quiero tener la sensación de haber ganado algo que no sea material, quiero ver pata atrás y enorgullecerme por todo lo que he logrado.

Pero nunca creí en los psicólogos.

No pasó mucho tiempo que la puerta fue abierta por una mujer de aproximadamente 55 años, parecía feliz de vernos.

— Buenas tardes, pasen. — se hizo a un lado para que pudiéramos ingresar.

Al hacerlo un ambiente cálido fue lo primero que nos abrazo, se sentía como un lugar cómodo, las salas tenían un color crema muy lindo, el lugar entero transmitía paz y armonía.

— ¿Qué tal están? — cerró la puerta tras de sí y nos invitó a adentrarnos más a su casa, llegando así a una sala.

— Bien, bien. — respondió mi acompañante, quien tomó asiento en uno de los sillones individuales.

— ¿Tú eres Lando? — su vista se dirigió a mi a lo que yo solo atiné a asentir, estaba un poco nervioso en realidad — Bien, ven conmigo, te llevaré con mi marido.

Por un momento miré a Piastri con cara de cachorro mojado y abandonado, pero su mirada parecía abligarme a seguir a aquella mujer que me hablaba de un par de cosas las cuales no prestaba atención, realmente estaba haciendo esto en contra de mi voluntad.

— Bien, solo relájate que nada de lo que le digas será contado, todo está a salvo pasando esta puerta. — me sonrió una vez más para luego tocar y que del otro lado se diera la aprobación de ingresar.

Te odio  ⎯   LandoscarUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum