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Durante la tarde del día de mañana se estima que el barco llegará a su destino, lamentamos el retraso, todo ha sido por salvaguardar sus vidas y mantener Le Liberté a salvo

Todos escucharon el nuevo aviso del capitán, a pesar del retraso de llegada, no hubo ningún tipo de inconveniente si al barco y su infraestructura se refiere. El señor Nostrade tomó la decisión de dejar a Kurapika y Melody en libertad, ya que él y su hija solo se dedicarían a empacar todas sus pertenencias, solo con la condición de que, si ocurre alguna emergencia, tienen menos de un minuto para acudir a su auxilio.

Eran la seis de la tarde, y a penas Kurapika fue informado sobre su tarde libre, llamó a Edén para preguntarle si deseaba verlo, ella accedió entusiasmada con la promesa de mostrarle algo que había descubierto.

- ven a mi cuarto - fue lo último que le dijo antes de cortar. Kurapika, quién estaba en su propio cuarto, se quedó observando un par de segundos su teléfono, lo guardó en su bolsillo, dejó su saco sobre la cama y desabotonó los primeros tres botones de su camisa por mayor comodidad.

Estaré ocupado, si ocurre algo avísame por favor.

Le envió aquel mensaje a Melody antes de salir.

Cuando estuvo fuera, trató de recordar dónde quedaba el cuarto de Edén, debido a todas las emociones de aquel momento en que lo conoció, no memorizó en su totalidad la ubicación, sabía que estaba debajo de su cuarto pero la entrada era distinta.

Siguió los pasos mentales con un poco de cautela, hasta que logró encontrar un lugar familiar.

La puerta del cuarto 016 fue golpeada con delicadeza, Edén abrió la puerta para ver a Kurapika con una dulce sonrisa - lamento la demora, había olvidado como llegar - pero ella se dio cuenta cómo la miraba, aprovechó esa instancia para burlarse de él - no me mires así, se te va a caer la baba - soltó algunas risas, que descolocaron un poco al chico.

Edén vestía una camisa el doble de grande que su talla, mal abotonada por la parte del cuello, había dejado sus panties guardadas por lo que solo llevaba su falda negra y zapatos bajos del mismo color, extrañamente a Kurapika se le hizo muy atractiva y adorable verla así.

- no digas esas cosas - reclamó él, entrando a su cuarto y cerrando la puerta tras su espalda, algo serio e incluso molesto, pero ella solo le divirtió aún más sus reacciones - ¿por qué estás vestida así?

- le pedí prestada algo de ropa a las personas de la lavandería, descubrí que prestaban ropajes básicos y para dormir, pero solo me pudieron dar esta camisa - dijo mientras arreglaba los botones mal abrochados - ¿y no traes más ropa?

- no, si fuese así no habría pedido prestado esto - rio levemente - recuerda que gané una apuesta para estar acá, lo único en mi contra fue que el barco zarpaba en 30 minutos y en mi mochila solo traía un jersey azul, unos pantalones que olvidé mandar a la lavandería de mi edificio, mi cuaderno de dibujos, pinturas, pinceles, mi billetera y mis llaves ¡ah! y obvio lo que traía puesto - se sentó en la cama e invitó a Kurapika a hacer lo mismo - pero pensaba que esto solo iba a durar tres días, y resulta que mañana llegaremos al destino y mi ropa ya se había ensuciado, por lo que dejé mi polera y el jersey en la lavandería y ellos me prestaron esta camisa, hay que agradecer lo que hay ¿no?

- tienes razón... - Kurapika tomó asiento al lado de ella - ¿así que te dejaron libre?

- sí, pero claro si hay una emergencia debo ir, pero al menos puedo estar donde quiera sin preocuparme de mis jefes... - apoyó sus manos sobre la cama, dejándolas detrás de su espalda, y sintió que una de ellas tocó un material de cuero - oh, lo siento - retiró rápidamente su mano - es mi mochila - Edén tomó su pertenencia para mostrársela - debes disculparte con ella, no conmigo - el chico comenzó a reír con ternura.

Tragedia de la Libertad (Kurapika | Lectora)Where stories live. Discover now