49

644 111 4
                                    

♡o。.(✿ฺ。✿ฺ)♡o。.(✿ฺ。✿ฺ)♡o。.(✿ฺ。✿ฺ)

—Puta madre, ¿¡es que no se acaban nunca!?

Te quejaste terminando de aplicar puntadas en la herida de un corta lluvia que había recibido una gran herida en el abdomen por culpa de una trampa de hierro.

Estabas jadeando y tus manos estaban temblorosas y con algunos moretones porque te picaste varias veces con la aguja que estabas usando para hacer puntadas.

Te estabas desesperando ya, de mera suerte tenías un carrete de hilo de lino y una aguja para coser en tu bolso, pero el lino se estaba acabando y te estaba dando ansiedad el hecho de que solo tuvieras una aguja.
Normalmente usarías una aguja diferente para cada dragón para evitar infecciones accidentales, pero esta vez dependías de una única aguja la cuál limpiabas lo mejor que podías cada que acababas con un dragón.

También tenías otro problema: estabas realizando todos los procedimientos en frío cuando normalmente usarías dardos tranquilizantes para dormir a los dragones y evitarles a ellos el dolor y a ti mismo el estrés de saber que si se movían sin querer los lastimarías.

Otro problema era que al estar rodeado de pasto y tierra, había un gran foco de infecciones ahí así que tenías que limpiar todo muy bien o sino morirían por una infección.

Todo esto mientras que más y más dragones lastimados entraban al refugio.

Llegó el punto en que te sentiste completamente superado por la situación... Por más que quisieras ayudarlos a todos no podías hacerlo, pero tampoco podías darte el lujo de elegir a quien ayudar.

No podías simplemente abandonar a los heridos de gravedad para ayudar a los dragones que menos heridos estuvieran porque fueran los que más probabilidades de sobrevivir.
Pero tampoco podías abandonar a los menos heridos para priorizar las vidas de los dragones que estaban muy mal e intantar salvarlos.

Estabas completamente acorralado.

El pecho te dolía con intensidad, además de que tus manos temblaban demasiado y sentías que te apretaban los pulmones con tanta fuerza que no podías respirar bien.
Tu corazón palpitaba con mucha fuerza y sentías que se te cerraba la garganta, querías llorar... Tenías miedo porque la situación se te salió de las manos y a la vez tenías miedo de morir ahí mismo o de que algo peor pasara.

Hasta el momento ningún dragón había muerto gracias a ti, pero sabías que en cualquier momento todo eso iba a cambiar.

Incluso por pequeños momentos sentías que ibas a vomitar o a desmayarte porque se te nublaba la vista, de un momento a otro te cambiaba la temperatura corporal, sentías un leve cosquilleo en la nuca y sentías que perdías el conocimiento durante algunos segundos, pero no podías detenerte.

No ahora.

Casi te desmayas por completo cuando un colmillo afilado entró al refugio con una fractura expuesta, ¿cómo mierda ibas a curar eso sin ayuda de los instrumentos que se habían quedado en berk?

—¡YA BASTA!

caíste de rodillas frente al colmillo afilado, observando con temor aquella fractura expuesta en su ala, fractura que estaba en un grado leve de infección.

Te llevaste una de tus manos temblorosas a la boca, sintiendo como comenzabas a llorar aunque fuera el momento menos indicado para hacerlo.

—Dioses... Lo lamento, pequeño... Pero ya no puedo hacer nada, por ninguno de ustedes.. —finalmente, te habías rendido colocando tus manos adoloridas frente a ti y dejando que las lágrimas cayeran por tus mejillas—he pasado años atendiendo este tipo de heridas y más graves... Pero nunca bajo tanta presión, con tanta demanda y en un lugar con tan bajas condiciones... Ya no puedo, de verdad no puedo

➴ Tenías que ser tú ➶Where stories live. Discover now