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Después de un rato abriste los ojos con dificultad.

—Chingao... Esto es como la vez que comí esos hongos raros que producían cosas mágicas, pero sin sentirse bien...—te quejaste sentandote en el suelo y llevando tu mano derecha a tu cabeza para tratar de calmar la migraña—Dónde... ¿dónde estoy?

Miraste a tu alrededor tratando de reconocer el lugar, frente a ti había barrotes de un metal especial que no podía ser roto por dragones y te encontrabas en una pequeña habitación de paredes de piedra.

Para tu agradable sorpresa, Bella estaba a tu lado... No estaba en el mejor estado puesto que su plumaje se encontraba maltratado, sus patas encadenadas al suelo y sus alas estaban amarradas, además de que tenía un bozal cubriendo su ocico y parte de la nariz.

No era lo mejor, pero al menos también estaba despierta y estaba contigo.

—Bella...

La llamaste a lo que la dragona solo pudo estirar un poco su cuello hacia ti.

Te levantaste del suelo para ir hacia ella y tratar de acariciarla, pero ahí fue cuando notaste que tus manos estaban encadenadas al suelo.

—No otra vez...

Jadeaste con desagrado, pero aún así te estiraste para lograr alcanzar su rostro y acariciarla, a pesar del dolor que te provocaba forcejear tanto contra las cadenas no pensabas dejar sola a tu amiga que como respuesta a tu tacto ronroneaba suavemente.

—Aquí estoy, tranquila... Voy a sacarnos de aquí, lo prometo

Bella cerró sus ojos con tranquilidad hasta que escuchaste la puerta de la celda abrirse, al darte la vuelta viste a Eret entrar.

—Así que ya despertaron... Oigan no me miren así, solo vine a saludar

—¿Qué es lo que quieres?—cuestionaste colocando tu brazo frente a Bella quien ahora mismo se encontraba completamente vulnerable al estar inmóvil.

—A ti

—Por la 60 mil putas, otra vez no...

—Debo admitir que no solo eres guapo, también eres muy fuerte—dijo acercándose a ti para obligarte a separarte de Bella y comenzar a acorralarte nuevamente contra la pared—no cualquier persona derriba al gran Eret de esa manera... Casi me matas

—Me tocas un solo cabello y voy a arrancarte los testículos con las manos, los cocinaré y te los daré de tragar

—Deberías cuidar tu vocabulario, no se escucha bien en ti

—Cuídame esta...

Eret te miró en silencio.
Así que ahora estabas secuestrado y eras su rehén, que situación tan conveniente y para nada cliché.

—Si te portas bien, podría quitarte las cadenas

—No quiero

—¿No? Sería una oportunidad única para escapar o algo, deberías aprovecharla

—Me gustan las cadenas

—¿Te gusta estar encadenado?...

—Pues... Si, me gusta

—Eres un chico muy sucio...

—yo le digo "masoquista"

El mayor te miró con cierta sorpresa, pero después te sonrió con Picardía.

—Si me lo permites, yo podría "experimentar contigo"... Podría incluso complacerte más que ese tal Hipo

—Lo dudo

—Por qué?

—Eres grandote, musculoso y guapo, si... Pero no la tienes grande

—¿Disculpa?

—Uy si, si vieras que tan grande la tiene Hipo... ¿has visto a los terrible terror? Uff algo así, así de grandota que cuando me la mete puedo sentirla en mi estómago así que él no me hace pasar hambre, ¿alguna vez te has atragantado comiendo pepino? Porque la de Hipo es-

—¡DETENTE!, ¿¡Qué mierda te pasa!?, ¿¡qué no ves que intento coquetearte!? Si me coqueteas de regreso podría dejarlos ir a ti y a tu iguana voladora

—Pues, hacerle insinuaciones sexuales a alguien no es mi definición de "coqueteo"

—Hablarle del aparato reproductor de tu novio a otra persona tampoco es del todo ético

—¿Quién te crees tú para hablarme de ética?... Espera, ¿cuántos años tienes?

—Tengo 25 años

—¿Sin bañarte o qué? Apestas

El mayor se quedó en silencio con una expresión de enojo en su rostro mientras que tú te reías entre dientes, pero lo único que lograste fue que Eret te pegara una cachetada intentando hacer que te calles.

—¡CÁLLATE, IRREVERENTE!

—¡A-Ah!~

—¿¡QUÉ MIERD-!?

—Hipo me golpea más fuerte, así que... No tengas miedo y dame más duro, papi~—gemiste mientras mantenias tu cabeza agachada por lo que tu cabello cubría tu rostro además de que lamías suavemente tus labios.

Eret se alejó de ti a la vez que se limpiaba la mano en su abrigo como si acabara de tocar algo que estaba sucio.

—Estás demente... —refunfuñó saliendo del calabozo y cerrando nuevamente la puerta.

Una vez que el mayor se fue, por fin te dejaste caer de rodillas al suelo para alcanzar tu rostro con tus manos que aún estaban encadenadas.

—¡Auch! Hijo de puta... ¿quién se cree? Juro que en cuanto pueda largarme de aquí voy a matarlo...—te quejaste a la vez que te sobabas el lugar donde Eret te golpeó anteriormente.

Por suerte o por desgracia, luego de un par de horas los hombres que estaban a cargo de Eret llegaron a desencadenarte y luego esposarte las manos detrás de la espalda.

No pudiste protestar y menos cuando viste como esos mismos hombres se llevaban a Bella, si protestabas iban a matarla así que era mejor quedarte callado.

Pronto los subieron a un gran barco de carga donde te metieron bajo la cubierta y a Bella la encerraron en una cúpula de metal.
Detrás de ustedes iba un barco un poco más pequeño, aparentemente vacío.

Te dejaste caer al suelo y recargaste tu cabeza en la pared, suspirando con frustración e irritación.

—Mierda, Hipo... ¿dónde estás?
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