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Dulce le tendió las manos a su novio y le sonrió.

Dulce: No puedo creer que tú, que te consideras un deportista, ni siquiera sepas patinar.

Ucker: Oh, no te metas conmigo... Prometiste ayudarme. -Sonrió.

Dulce: Así que viene lentamente. Ella le sujetó las manos con fuerza. - Abre más las piernas.

Ucker obedeció y cuando intentó caminar perdió el equilibrio, casi llevándose a Dulce con él.

Dulce: ¡Cuidado! - sonrió abrazándolo.

Ucker la atrajo y envolvió sus brazos alrededor de su cintura, besándola.

Dulce: Para eso, sabes cómo equilibrar, ¿verdad?

Ucker: Por supuesto, tienes que saberlo. Él sonrió y volvió a besarla.

Dulce le devolvió el beso y sonrió mientras se separaban.

Dulce: Ven, sigamos con las lecciones. - tiró de él lentamente.

Ucker obedeció y pronto logró acelerar el ritmo que logró patinar con la ayuda de Dulce.

Dulce: ¡Muy bien!

Ucker: Tuve un excelente maestro. -Sonrió.

Dulce le lanzó un beso y sonrió derretidamente.

Alfonso tiró el gaurdanapo encima de la silla y se encaró con su madre.

Poncho: ¿Estás seguro de que no quieres ayuda?

Victoria: Have... Ahora sal de aquí y vete con tu novia. -Jugado.

Poncho sonrió y se alejó, regresando a la sala de estar. Se detuvo y miró a su novia con ternura cuando vio que estaba durmiendo acostada en el sofá.

Poncho: Debe haberme despertado temprano. Sonrió tiernamente y se acercó.

Apoyando ambas manos en el sofá, observó cómo Any dormía frente a él. Él sonrió, recordando lo que habían hecho horas antes, se acercó y la besó en la mejilla.

Any: Micrómetro... ¡Poncho! Gimió, se despertó y buscó su mano.

Alfonso entrelazó sus dedos en su mano y Any lo atrajo hacia adentro, queriendo que se acostara con ella.

Poncho: Será mejor que vayamos a mi habitación, aquí es estrecha.

Any: No te preocupaste por eso antes. Refunfuñó con los ojos cerrados.

Poncho: Es difícil pensar en muchas cosas contigo. - sonrió jugando con su flequillo.

Any sonrió halagado y le besó la mano, apretándola con fuerza.

Any: Será mejor que nos quedemos... Con tus padres aquí, es aburrido ir a tu habitación.

Poncho: Peor de lo que tienes razón. -Suspiró.

Any sonrió y tiró de su mano hasta que se acostó con ella en el sofá. Poncho obedeció, acurrucándolos a ambos.

Poncho: Gracias por no decirle nada a mi madre.

Any: Prometí mantenerlo en secreto, ¿recuerdas? Ella sonrió, acurrucándose en sus brazos.

Poncho: Te lo recuerdo, por supuesto, y te agradezco que cumplas tu promesa.

Any: De nada... Te amo y adoro a tus padres, haré cualquier cosa por ustedes tres.

Poncho: Conozco a mi ángel... ¡Lo sé! - respondió besándola en la frente.

gemelasWhere stories live. Discover now