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A la mañana siguiente, Marichello preguntó cuando la tomó por sorpresa.

Marichello: Entonces, ¿Poncho realmente durmió aquí?

Henrio: Si se hubiera despertado con los gritos de su hija, lo habría visto venir.

Marichello: Estaba cansada. -Suspiró.

Henrio: Es... Para Any, siempre has estado cansada, pero con Giovanna... - sonrió mientras se ayudaba a sí misma.

Marichello: Henry, por favor, ¡nuestra hija ya está bien!

Henrio: Sí, eso es lo que más me importa... Ayer Dulce me trajo un papel hablando de los posibles traumas que puede sufrir una víctima de secuestro, lo estuve leyendo y algunas cosas están coincidiendo con el comportamiento de Any.

Marichello: ¡¿Como qué?! - preguntó, tomando el jugo.

Henrio: Cómo... El pánico que siente cada vez que piensa que va a estar sola, las pesadillas sobre los secuestradores, el llanto todo el tiempo y en el artículo dicen que en algunos casos la víctima solo se siente segura con ciertas personas de la familia, personas cercanas a ella y a Any.

Marichello: Vi que se quedaba con ella hasta la hora de acostarse.

Henrio: Sí, y por la tarde no dejó el poncho... Pero hay síntomas peores.

Marichello: ¡¿Peor cómo?!

Herique: Como la depresión, el miedo a salir de casa, los problemas para relacionarse con desconocidos, la desconfianza excesiva y en casos graves los posibles suicidios.

Marichello: No... Cualquiera no haría algo así. - Negó con la cabeza.

Henrio: Tendré que cuidarla, ver si manifiesta algo más... Tendré que hablar con Poncho más tarde, siendo su novio, pasará más tiempo con ella que con nosotros. - respondió con seriedad.

Sonó el timbre y Henry se levantó y abrió la puerta. Sus facciones se tornaron serias cuando vio al jefe de policía acompañado de dos policías. Con un movimiento de cabeza, Henrique dio paso a los tres.

Delegado: Buenos días Sr. Portilla, ¿cómo está?

Henrio: Bueno, ¿y tú?

Delegado: Pozo... Sé que el momento es inoportuno, pero... Hemos venido aquí a hablar con su hija, cuanto antes nos testifique lo que sabe sobre el lugar, los hombres, antes podremos detenerlos.

Henrio: Lo entiendo, pero a mi hija no le molesta hablar de eso, ha estado teniendo pesadillas y...

Delegado: Señor, entiendo la situación, pero necesitamos su ayuda... ¿Puedes llamarlo sí o no?

Henrio: Un minuto y vuelvo enseguida, siéntete libre. - respondió y subió las escaleras.



Any se despertó suspirando, feliz de haber podido dormir el resto de la noche sin pesadillas. Una sonrisa se dibujó en sus labios al recordar por qué había podido dormir. Levantando la cara, sonrió tiernamente al ver a su novio durmiendo. De hecho, se había quedado despierto hasta que estuvo seguro de que ella había dormido y de que estaría bien.

Con las yemas de los dedos, trazó su rostro, sintiendo que su corazón se aceleraba y que el calor y las mariposas en su estómago la inundaban. A veces todavía le costaba creer que se hubiera enamorado de ella, que hubiera recibido un regalo de un chico como él.

Any: ¡Gracias! -Susurró.

Poncho: ¡¿Por...?! - refunfuñó sonriendo.

Any: ¿Cuánto tiempo llevas despierto? -Sonrió.

gemelasWhere stories live. Discover now