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Tras el encanto del primer momento, cogieron sus maletas y se dirigieron a la recepción. Ucker y Poncho hablaron con el personal y todos firmaron sus términos de responsabilidad por el derecho a caminar por el lugar sin la presencia de los guías. Luego se llevaron las llaves.

Ucker: ¡Derrick, esto es tuyo y de Mai!

Grúa: ¡Gracias!

Poncho: ¡¿Alguno vamos?! - preguntó, mirándola fijamente.

Any asintió y agarró sus maletas, sin dejar que Poncho tomara las suyas, ya que se sentiría abrumada.

Se pusieron el chal número 27 y Any sonrió cuando vio cómo se veía por dentro. Frente a la puerta estaba la chimenea y en el lado derecho había una ventana y debajo de ella un sofá. En el lado izquierdo había una puerta corredera que conducía al dormitorio. Una enorme cama doble de madera tallada ocupaba el espacio central de la habitación. A un lado de la cama había dos mesitas de noche con pantallas de lámparas. El baño y el armario, también de madera, estaban dentro de la habitación de la derecha.

Poncho: ¿Gustar? - sonrió mirándola.

Any: ¡Es hermoso! Sus ojos se iluminaron mirando su habitación y dejó sus maletas en el suelo.

Alfonso hizo lo mismo con un suspiro y sonriendo entró en la habitación y se tiró de espaldas sobre la cama.

Poncho: El parque solo abre a las 9, ¡tenemos un poco más de una hora para dormir!

Fue con esta declaración que su centavo cayó. Esa habitación no era solo suya, era suya y de Poncho. Probablemente porque eran amantes, había reservado un chal para los dos. Any volvió a mirar la cama y de repente pareció aterrorizarla ante la perspectiva de dormir juntos durante 5 noches seguidas. Fue el suspiro y el silencio lo que llamó la atención de Poncho.

Poncho: ¿De qué se trataba? Se sentó en la cama mirándola.

Any: ¡Nada! Trató de mirar hacia otra parte para disimular sus ardientes mejillas.

Se puso de pie sin estar convencido y cruzó la habitación, deteniéndose frente a ella.

Poncho: Cualquiera, dime qué fue. - insistió, mirándolo fijamente a los ojos.

Any: "Pensé que solo Mai y Derrick dormirían juntos. - respondió ella sabiendo que le iba a doler, pero eligiendo ser honesta con él, en ese momento terminó deseando volver a ser como su hermana.




Poncho: ¡Entiendo! Él asintió, tratando de ser comprensivo, pero algo decepcionado. "Bueno, si quieres, hablaré con ella y Ucker, para que ustedes dos puedan estar juntos y me acostaré con Ucker, o puedo ver si hay una habitación solo para ti", se encogió de hombros.

Se mordió el labio inferior y se quedó mirando la cama, era grande y ciertamente no se sentiría bien durmiendo sola con un chal cuando su novio estaba en el mismo lugar. Y tampoco quería molestar a Dulce y Ucker haciéndoles cambiar de habitación.

Any: Bien... Si me prometes que usaremos esta enorme cama solo para dormir... - respondió con una sonrisa tratando de bromear para aligerar el ambiente.

Poncho: Oh, ¿así que eso es lo que temías? - Sonrió más relajado. - ¡¿Que te atacaría de noche?! Abrió mucho los ojos y se acercó, agarrándola por la cintura.

Any: No, sé que no lo haría. Ella sonrió, apoyando sus manos en sus hombros. -Es solo... Me da tanta vergüenza pensar que... Durante 5 noches me vas a ver en pijama y verme despertar todo horrible y desaliñado, ven ¿no te gusta y descubres que ronco? Se encogió de hombros.

gemelasWhere stories live. Discover now