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Poncho terminó de vestirse y sonrió frente al espejo arreglándose el cabello. Vestía pantalones de vestir y una blusa negra a rayas abotonada. Se metió las manos en el bolsillo y tocó el objeto guardado, si todo salía bien la noche estaría llena de sorpresas.

Ucker: ¡¿Qué pasa, guapo?! - sonrió al entrar en la habitación. - Vaya, ¿vais a cenar con vuestros padres?

Poncho: No... Todo esto es para cenar con Any. - sonrió mirándolo.

Ucker: ¿Estás enamorado de ti? Ese realmente te atrapó.

Poncho: Peor que esta vez tendré que estar de acuerdo contigo, creo que Any es uno de esos casos en los que se puede decir que la persona apareció en el momento adecuado y en el momento adecuado. -Sonrió. —¿Pero a dónde vas?

Ucker: En una pizzería cercana... ¿Crees que eres el único que disfruta de la noche? - sonrió maliciosamente.

Poncho: Realmente no eres bueno, ¿verdad? - se rió burlonamente.

Ucker: Estoy disfrutando de la vida, a diferencia de ti, no tengo ganas de atarme en este momento.

Poncho: Quiero ver cuánto dura esto. -Sonrió. - Bueno, ¿me voy? A ver si coges una llave y no llegas tarde, ¿ves? - Advirtió saliendo de la habitación.

Ucker: Puedes dejarlo. - sonrió, saludando.

Giovanna se miró en el espejo y sonrió, se puso las manos en la cintura y se giró viéndose desde diferentes ángulos.

Giovanna: Es... Hasta que este atuendo que crearon sus amigas fue genial. - sonrió, mirando fijamente a Anahí, que dormía en la cama con su bata de baño. "Eres muy tú, lo cual es genial ya que Poncho tiene que creer que soy tú". -Sonrió.

Jugueteó con su cabello ligeramente ondulado y lo tiró a un lado como había escuchado decir a las chicas y el maquillaje que era básico realzaba sus ojos, algo que Any había accedido a hacer y a Giovanna le encantaba hacerse a sí misma.

Giovanna: Prometo divertirme mucho para ti, ¿de acuerdo? - sonrió, acariciando el cabello de su hermana. - Sabes Any, te juro que si Poncho no fuera tan hermoso y no me hubiera despreciado te dejaría a solas con él, pero no, él te prefería solo a ti y ahora necesito vengarme, podría haberlos guardado a los dos, claro que eso sería un pequeño secreto para mí y los suyos, pero todos estarían felices... Pero no, él quería estar a solas contigo y descartarme, ahora va a pagar él y ustedes van a pagar juntos, porque voy a hacer que se enamore de mí y luego me tocará a mí pisarlo... Después de vengarte, si aún lo quieres, puedes quedártelo. Se encogió de hombros y se puso de pie.

Anahí no se movía en la cama, la dosis de somníferos que Giovanna le había puesto en el jugo había sido tan fuerte que se había caído rápido en cuanto se acostaba en la cama y tardaría mucho en despertar de nuevo.

El sonido del timbre despertó a Giovanna. Dando un último toque en sus labios y poniéndose el perfume favorito de su hermana, se consideró lista. Sonrió como si estuviera a punto de ser representado en una obra importante.

Giovanna: ¡Buenas noches! Le lanzó un beso a su hermana y salió de la habitación.

Bajó las escaleras y se paró frente al espejo, practicó su sonrisa y la forma "tonta" que consideraba la de su hermana y finalmente se dirigió a la puerta. Se quedó boquiabierto al abrirla, frente a Poncho. Nunca una venganza sería tan placentera y placentera de cumplir, sin duda que la noche sería muy divertida.

Giovanna: ¡Hola! - Sonrió avergonzada.

Poncho: Hola... Maldita sea, te ves hermosa. - sonrió asombrado.

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