XXII

65 15 0
                                    


Después de hablar con JunMyeon, SeHun regresó solo al palacio, en un torbellino de emociones. El personal desapareció al verlo entrar en dirección a su despacho. Era como si hubieran visto al demonio en persona.

Después de haber esquivado la muerte, la primera decisión de JunMyeon había sido terminar con su relación. Lo había hecho con elegancia, asumiendo su responsabilidad y liberándolo para que pasara página con la conciencia tranquila.

—Pasar página. —dijo SeHun en voz alta, como si estuviera maldiciendo. A pesar de lo enfadado que se había sentido al enterarse del problema de JunMyeon, en ningún momento había considerado poner fin a su relación. ¿Cómo remplazar a JunMyeon en su vida después de haberle hecho el amor y haberlo visto con sus hijas?

Entró en su despacho y se sentó en una butaca, junto a la chimenea. Había estado levantado toda la noche. Debería sentirse agotado, pero la rabia ardía en sus venas. Se masajeó las sienes para aliviar el dolor de cabeza que se le había levantado después de salir de la habitación de JunMyeon en el hospital. Tal vez ya le doliera antes, pero hasta aquel momento, solo había estado pendiente de

JunMyeon.

Pero después de dejarlo, se había dado cuenta de que el papel que ocupaba en la vida de JunMyeon había acabado. Y el de JunMyeon en el suyo. En adelante, no serían más que unos extraños. Probablemente apenas intercambiaría unas palabras antes de que volviera a Jejú y a su vida anterior.

—¿Alteza? —dijo el secretario de SeHun asomándose por la puerta.

—Ahora no, Dongwook.

Necesitaba tiempo para hacerse a la idea de no tener a JunMyeon a su lado. No se había imaginado tener que vivir sin JunMyeon y no quería fingir que todo aquello no le había afectado.

—Alteza. —insistió Dongwook—. Su padre, el rey, quiere hablar con usted

—Sé que mi padre es el rey Dongwook, no he perdido la memoria. —dijo SeHun, descargando la ira en su secretario.

Luego, se levantó bruscamente, dispuesto a enfrentarse a lo que su padre tuviera que decirle, en vez de hacerle esperar a que se duchara y cambiara de ropa.

Encontró a su padre hablando por teléfono en su despacho y se sirvió un whisky mientras esperaba a que terminase.

—Es un poco pronto para eso, ¿no te parece? —dijo el rey nada más colgar.

—Creo que un hombre tiene derecho a beber después de que su prometido rompa con él, ¿no? —recrimino SeHun.

El rey le dirigió una dura mirada mientras se levantaba y se acercaba a la bandeja con la cafetera. Después de servir una taza, fue hasta SeHun y se la cambió por la copa.

—Acabo de hablar con el multimillonario Sooman. Me ha contado que JunMyeon y tú han acordado en poner fin al matrimonio.

SeHun se encogió de hombros. Así que el viejo conde estaba retirando su oferta de instalar la fábrica, puesto que su hijo no iba a convertirse en rey de Seúl. No podía culparlo por cambiar de opinión.

—Fue JunMyeon la que decidió terminarlo, pero no te preocupes. Chanyeol nos encontrará otros inversores. —dijo SeHun, y dio un sorbo al café, mirando por encima del borde de la taza a su padre—. Tal vez alguno de ellos tenga algún hijo disponible, ya que al parecer vuelvo a estar en el mercado.

El rey no contestó a aquel comentario.

—Naturalmente, me gustaría tantear otras compañías, pero no es urgente. Sooman está decidido a continuar con sus planes. —agrego el rey.

A punto estuvo de caérsele la taza a SeHun. Por sus reuniones con el multimillonario Sooman, sabía que aquel hombre era un empresario práctico. Seúl era una buena opción para su expansión, pero no la única y, probablemente, tampoco la mejor.

JunMyeon, aquello debía de ser idea de JunMyeon.

—JunMyeon debe de haberlo convencido para que mantenga su palabra. —dijo SeHun poniéndose de pie—. No hay otra razón para que Sooman actúe así.

—Pero si ustedes no van a casarse, ¿por qué ha convencido a su padre de que cumpla lo acordado? —cuestiono el rey.

—Porque JunMyeon es así. —intervino SeHun—, es honesto. Es el tipo de persona que siempre cumple sus promesas. A diferencia de mí.

Esta vez, su padre no pudo ignorar su amargura.

—No estás faltando a ninguna promesa. —sentenció el rey—. JunMyeon se ha dado cuenta de que nunca podrá darte un heredero y ha puesto fin al compromiso. Era lo correcto.

Entonces SeHun cayó en la cuenta. No quería romper su compromiso con JunMyeon, no lo aceptaba. JunMyeon había prometido casarse con él y, si era tan honesto como acababa de decir, lo haría porque tendría que cumplir su promesa inicial. 

Entre el Amor y el Poder- SEHO {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora