III

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JunMyeon estaba tumbado en la butaca de terciopelo azul de la habitación que le había sido asignado en el palacio, aliviándose los calambres con una bolsa de agua caliente. Estaba contemplando las hojas de oro del techo de escayola que tenía a seis metros de la cabeza. Desde los altos y estrechos espejos que había entre las cortinas de seda hasta las elegantes lámparas de araña, la estancia era impresionante, a la vez que sorprendentemente cálida.

Eran poco más de las dos de la madrugada. JunMyeon había sentido la primera punzada de dolor poco después de que el rey y la reina abandonaran la fiesta, y había aprovechado para marcharse. Por suerte, no había sido muy fuerte. Un año antes, se habría tomado un analgésico y se habría metido en la cama. Por suerte, aquello ya había pasado. Un príncipe no podía evitar apariciones públicas porque se sintiera mal. Tenía que tener una salud de hierro y demostrar que su valía iba más allá del impulso económico que la compañía de tecnología de su padre proporcionaría.

Como para mofarse de su optimismo, un nuevo dolor lo invadió. Había empezado a sufrir fuertes dolores en el vientre desde los quince años. Asustado por la cantidad de dolor que sufría cada mes, JunMyeon había ido a ver a un doctor. Le habían diagnosticado endometriosis y había estado tomando anticonceptivos orales para reducir el dolor en su vientre y regularizar un poco su ciclo lunar como pasaba con las mujeres. Como JunMyeon era un doncel no tenía un ciclo menstrual como una mujer, lo que lo hacía mucho más riesgoso también pues los donceles no podían desfogar la menstruación en un periodo de 3 a 7 días, sino que era en un solo día por lo que los signos de dolor eran signos de alarma.

El yoga, los masajes y la acupuntura le habían ayudado a JunMyeon a sobrellevar los síntomas, pero nada de aquello había corregido su problema. Para eso, habría tenido que operarse.

Pero JunMyeon no podía explicar por qué había sido tan reacio a entrar en quirófano cuando el dolor se había intensificado a sus veintidós años. JunMyeon no tenía otro padre aparte de Sooman con el cual compartir sus temores porque el suyo había muerto al darle a luz, así que había ocultado el problema a todo el mundo, incluyendo a su padre Sooman, quien era mucho más serio y al no ser doncel no sabía cómo tratar a JunMyeon. Solo Kyungsoo, su secretario, sabía lo insoportable que podía llegar a ser el dolor. Kyungsoo era también un doncel como él y lo había ayudado a que sus visitas al médico pasaran desapercibidas a la prensa, y era Kyungsoo quien se inventaba excusas cuando JunMyeon tenía un mal día.

JunMyeon no sabía qué habría sido de él en los últimos ocho años si no hubiera sido por la ayuda de Kyungsoo.

No había sido hasta un año antes, cuando JunMyeon había descubierto la relación entre endometriosis e infertilidad, que había empezado a reconsiderar sus planes para hacer frente a la enfermedad. Si se fuera a casar con un rico empresario, un político o cualquier noble de su país, hablaría con él del problema y juntos decidirían cómo afrontarlo. Pero se iba a casar con el futuro rey de Corea del Sur y se esperaba de JunMyeon que engendrara un heredero.

Con un repentino ataque de impaciencia, JunMyeon dejó a un lado la bolsa de agua caliente y se puso de pie. Darle vueltas a su trastorno solo servía para debilitar la seguridad en sí mismo, y no era así como le gustaba afrontar las situaciones. A pesar de lo tarde que era, no le apetecía meterse en la cama. Necesitaba aire fresco y ejercicio. Tal vez le fuera bien un paseo por el jardín.

Aunque se había quitado la camisa de sede y los pantalones de Chanel nada más volver de la fiesta, todavía no se había puesto el pijama. Se quitó la bata, se puso una sudadera sin mangas, un pantalón de algodón y un par de bailarinas planas que le permitirían moverse por el palacio sin hacer ruido.

La habitación que le habían dado estaba en el ala opuesta del palacio de donde estaban los apartamentos de la familia real y que se usaba para dignatarios extranjeros e ilustres visitantes. Su padre Sooman dormía al lado, en una habitación tan ricamente decorada como la suya.

Entre el Amor y el Poder- SEHO {Terminada}Where stories live. Discover now