Capítulo 60 «Volveré a ti»

74 14 0
                                    

Jane

Antes de decir una palabra más, Edward me atrae su pecho en un fuerte abrazo. Sonrío y tomo una larga bocanada. Las lágrimas comienzan a asomar y debo ser fuerte para que ninguna de ellas salga sin mi permiso. Estos años de espera han sido fuertes para mí. Tuve que luchar contra mis propios sentimientos y demonios, pero debía curarme primero. Como persona y por las pesadillas. En el último año, estas remitieron por completo. Al parecer, todo lo relacionado con esa vieja vida ha sido olvidado por completo, o al menos enterradas en mi mente dentro de un baúl.

Edward se separa de mí, sorbe su nariz y pasa la mano por su cabello con irritación.

—Lo siento. No debí hacer eso. Está mal para un caballero.

Parpadeo, confundida. «¿De qué está hablando?»

—No creo que a tu esposo le guste que otro hombre abrace a su mujer.

—Espera. ¿Qué? ¿De qué...?

—Llegaron noticias desde Italia que te habías casado. Felicitaciones —musita, con un tono amargo es tu voz, y sacudo mi cabeza.

—Edward...

—Espero que el viaje haya sido confortante. Creo que Lexie me llama. Un gusto verde de nuevo.

Intenta bordearme, pero lo agarro por el brazo y empujo nuestros cuerpos a la pared, ocultándonos de miradas curiosas. Muchos sentimientos pasan por sus ojos negros, pero el que lleva la delantera es la tristeza y la resignación.

—Jane, no creo que esto sea...

Sus palabras quedan cortadas cuando mis labios chocan con los suyos. Al principio siento su cuerpo tenso, pero cuando toma mi cintura y me atrae hacia él, ya sé que comienza a relajarse. Mis manos suben y bajan por su espalda con desespero.

«Dios, como extrañaba a este hombre», pienso mientras me dejo llevar por los sentimientos.

Muerde mi labio inferior y un gemido de placer brota de mi boca. Nuestras lenguas danzan en una peligrosa batalla intentando saciar las ganas del otro. Fuego corre por mis brazos cuando sus manos los acarician y una de sus manos me atrae más a él por la nuca.

—No. —Me aleja, pero no dejo que se mueva—. Esto no está bien, Jane. Tú...

—No sé de dónde sacaste la absurda idea que me he casado con un estirado italiano.

—Pero... —Sello sus labios con un dedo.

—Todos lo hacían para intentar alejarte, Edward. Probando si con el paso del tiempo eras capaz de olvidarme.

—¿Es en serio? —Asiento—. Voy a matar a Gregory. —Sonrío por lo bajo y niego con la cabeza—. ¿Entonces no hay ningún italiano alrededor que...?

—Cállate y bésame de una vez. Hablas demasiado.

Nos fundimos en un largo y profundo beso cargado de emociones, lágrimas y palabras que no pudimos decirnos cuando nos separamos hace unos años.

—¿Volviste para siempre?

—No importa lo lejos que nos encontremos o si estamos molestos, Edward. Siempre volveré a ti. La única persona capaz de hacerme cambiar de opinión eres tú y nadie más. Pero ya no hay mas oportunidades.

—Tranquila. Me encargaré que esta se la última.

Después de un rato, nos adentramos en la fiesta. Edward no para de reír y el brillo en sus ojos no se aleja. Antes de encontrarlo en el balcón, intenté evitarlo a toda costa bailando con el resto o la condesa me alejaba cada vez que intentaba acercarme el duque. Después de todo, ella se volvió una gran aliada en todos estos años.

Final (Por Siempre II )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora