Capítulo 34 «Elevar el ancla»

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Edward

El aumento del calor del sol anuncia que la primavera casi termina, así como la temporada. Dejo escapar un suspiro. Eso significaba nada de bailes o invitaciones. Podía encargarme de velar por Lexie y estar atento a Jane. Últimamente no he pasado mucho tiempo con ellas, pero al menos las protestas por el negocio del pan cesaron por completo.

—Pareces muy feliz, querido —comenta una voz con burla.

—No se imagina cuánto, condesa Victoria —contesto y ella se acomoda a mi lado.

—Muchos no estuvieron de acuerdo con tu decisión, pero al menos ya tienen lo que deseaban. El hecho que una mujer esté al frente un negocio significa mucho, ¿sabes?

—Se lo debo a Jane —murmuro, y sonrío cuando veo a mi hija y la institutriz disfrutando del suave sol de la tarde.

—Esa jovencita ha hecho mucho bien desde que llegó.

—¿Condesa, se siente bien? —Ella parpadea, confundida, y frunce el ceño, aumentando las arrugas en el borde de sus ojos.

—No sé a qué te refieres, querido.

—Acaba de hablar muy bien en cuanto a la institutriz.

Sus labios se curvan en una pequeña sonrisa y niega con la cabeza.

—Es verdad que al principio teníamos ciertas desavenencias, pero por ti decidimos firmar el tratado de paz.

—¿Rose también? —Mi pregunta hace que sus hombros caigan—. Hablando de ella, hace mucho tiempo no la veo.

—Salió de viaje hace unas semanas. Después de lo ocurrido...

—Condesa...

—Edward, sé que hicimos mal. Le pedí perdón a tu institutriz y mi pupila decidió salir de la ciudad una temporada para aclarar sus ideas. Mejor dejemos esta conversación. No quiero irme disgustada

—Como desee. —Dos toques en la puerta interrumpen—. Adelante.

Chloe se adentra en la estancia con unos panecillos y frunzo el ceño al ver el juego de tazas blanco con flores rojas y borde dorado.

—Chloe, ¿dónde están las de Alexia?

—Jane compró un nuevo juego de té y guardó las anteriores.

—¿Por qué no supe nada de esto? —inquiero, con voz un poco molesta.

La cocinera me taladra con su mirada, y yo aprieto el mentón.

—Por favor, guarda estas y trae las anteriores —ordeno.

—Edward, el juego anterior está muy viejo. La pintura es casi inexistente de tanto uso. Y dos de ellas están quebradas. No creo que...

—Chloe —intervengo y su postura cambia a una rígida—, haz lo que estoy diciendo.

Ella toma la bandeja de plata una vez más y se retira.

—Edward, ¿no fuiste un poco duro con ella? Solo era un juego de...

—Condesa, por favor, el anterior fue comprado por Alexia. No quiero que...

—No te preocupes. —Se levanta de su asiento y alisa la falda—. Dile a Chloe que no debe traer nada. Me retiro.

—¿Todo está bien? Su visita fue corta —pregunto inquieto, y me acerco a ella preocupado.

—Solo un poco cansada, pero quiero dejarte el siguiente consejo: Hay un momento en esta vida donde es necesario elevar el ancla y seguir la travesía.

Final (Por Siempre II )Where stories live. Discover now