Capítulo 6 «Añoranza»

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Jane

—¿Ya te sientes mejor?

—Que mala manía de entrar en mi habitación sin permiso. —Cierro la puerta y me acerco a la ventana—. ¿Alguna noticia?

—Cada salida entre Francia e Inglaterra está bajo supervisión, Jena. Si utiliza alguna ruta de escape, lo sabremos.

—Muchas gracias, Erick. —Este asiente y se gira hacia el bosque balanceando los pies fuera de la ventana—. Me pones nerviosa cuando haces eso. Sabes que con el mínimo descuido puedes caer, ¿cierto?

—Siempre tengo cuidado, duquesita.

—Dios, dame paciencia con este muchacho, porque con las de matarlo te estás pasando —murmuro por lo bajo y él ríe a carcajadas—. Sabes que odio que me digas así.

—¿Por qué? Ya tienes algo a tu favor para volver con el Duque.

—Ya basta, Erick. Sabes que no es tan simple.

—Ustedes las mujeres lo complican todo cuando siempre se puede resolver el mínimo problema con una conversación. De una forma u otra lo sabrá. Eso, si ciertos duques no aparecen en la mansión Kellington.

Mis ojos se abren por la sorpresa y lo agarro por la camisa.

—Dime que mis padres no están aquí.

—Murray y Kate no están en Netherfield.

—¿Serás idiota? —Lo dejo ir y camino hasta mi cama pero sin sentarme en ella—. ¿Cómo me encontraron?

—Ya conoces a tu padre, querida. Si hay alguien merodeado a su alrededor, es suficiente para sospechar —explica y entra a la habitación de un salto—. La culpa es de tu amigo.

—¿Thiago? —Erick asiente y resoplo por lo bajo—. Tenemos que sacarlos de aquí. Ya tengo suficientes preocupaciones con Lexie y Elizabeth, para también estar pendientes que nada les pase.

—Van a estar bien, Jena, no te preocupes. Están en la propiedad de tu amado Duque. ¿Qué mal les podría acontecer?

—Nunca digas esa frase, Erick, porque siempre puede pasar lo peor.

Un silbido conocido llega a nuestros oídos y nos ponemos en alerta.

—Eso no es bueno. Nos vemos abajo —añade mi amigo y salta por la ventana.

Ahogo un grito con las manos y me acerco a la ventana lo más rápido que puedo. Respiro con tranquilidad cuando le veo encima de su caballo. Niego con la cabeza y bajo las escaleras.

—¿Todo bien? —pregunta el Padre desde la banca y resoplo—. ¿Qué ocurre?

—Un silbido de William. —Su mirada se oscurece y me acerco para abrazarle—. Regreso lo más pronto posible.

—Ten mucho cuidado —murmura mientras acaricia mi cabello.

—Lo tendré.

Besa mi cabeza y salgo de la capilla. Erick me entrega la capa junto al arco y el carcaj, y subo al caballo. Galopamos hasta el borde del bosque donde divisamos a William y otros más de la banda.

—¿Qué ocurre?

—¿Recuerdas el incendio de hace unos días cerca de la casa de mi hermana? —explica con voz grave y nos adentramos en el bosque—. Todo aquel desastre provocó el escape de algunos animales del circo que había en el pueblo.

—Al grano, William —inquiero preocupada al ver que otros se nos unen con flechas y cerbatanas.

—Todos los animales fueron recuperados menos los tres tigres —explica Víctor—. El rastro de ellos pasa el límite de la propiedad de Duque Kellington.

Final (Por Siempre II )Où les histoires vivent. Découvrez maintenant