Capítulo 11 «Sin importar el pasado»

195 29 2
                                    

Jane

Los rayos del sol comienzan a molestarme. No sé a qué hora me quedé dormida, pero de lo que estoy segura es que fue complicado conciliar el sueño. La declaración me dejó sin palabras durante unos minutos. Las palabras "Quédate conmigo" siguen martillando mi cabeza, así como los recuerdos de ayer.

Me quedé tan atónica, que Edward pensó en una negación rotunda de mi parte. ¿Cómo rayos no voy a paralizarme si me miró con esos ojos cargados de amor y cariño? Ni siquiera estaba arrodillado, sino sentado frente a mí con la cabeza recostada a su brazo.

Si él estaba asustado, yo estaba aterrada. Primero, porque somos completamente distintos en casi todo. Segundo, por mi pasado. Ese que casi nadie sabe y desearía soltarlo en el fondo del mar donde nadie lo encuentre. Y en tercer y último lugar, está la duquesa Alexia.

¿Cómo rayos voy a superar a esa mujer, la madre de Lexie y el primer amor de Edward? ¿Cómo sé que lo estoy haciendo bien cuando ella dejó huellas memorables por donde quiera que pasara? Pocas veces he tenido miedo en mi vida, y esta, es una de ellas. Miedo de no ser lo que necesitan. Miedo de no ser suficiente.

Al girar el rostro, una sonrisa se posa en mis labios. Edward yace dormido a mi lado. Noto como su espalda sube y baje en un ritmo lento y constante. Su cabello oscuro, ahora un poco largo, cae sobre su frente. Intento tocarle el rostro, pero se remueve, así que decido no hacerlo y dejarlo dormir.

La puerta se abre, y una cabeza se asoma. Sonrío de nuevo cuando veo ese par de ojos grises mirándome con cariño, pero al mismo tiempo me anuncian el regaño. Ya sabe que estuve fuera de la cama. ¿Cómo se enteró? Pues ni idea- Solo sé que Kate McHall tiene ojos en todos lados. Ya veo a quién salí. Edward se remueve a mi lado y giro el rostro hacia él.

—Buenos días —murmuro, mientras toco su mejilla. Cierra los ojos a mi tacto y se recuesta a mi mano—. ¿Descansaste? Es una posición bastante incómoda.

—Es mejor que dormir en la moqueta durante tres días —comenta, y alejo mi mano. —Frunce el ceño y abre los ojos. .

—¿Tres días? ¿Qué tiempo estuve inconsciente?

—Casi una semana —contesta, con voz grogui mientras se levanta—. ¿Se te apetece...? —El gruñido de mi estómago detiene sus palabras. Siento como el calor sube hasta mi rostro inundando mis mejillas. Sus labios se arquean en una sonrisa mostrando su perfecta dentadura—. Olvídalo. Ya alguien habló por ti. Regreso en un instante.

Besa mi frente y antes de retirarse de la habitación me da un último vistazo. Un momento. ¿Dónde está mi madre? Juraría que estaba en la puerta. Doy un leve brinco cuando escucho una voz:

—He tenido momentos incómodos, Jena —La cabeza de mi madre asoma al otro lado de la cama mientras se quita alguna que otra telaraña del cabello—, pero aunque yo haya estado aquí, nunca imaginé que desaprovecharías la oportunidad de acosta...

—¡Mamá! —protesto, mientras abro mis ojos estupefacta—. ¿Cómo rayos se te ocurre pensar en eso cuando aún me estoy recuperando? Acabo de despertar, señora McHall ¡Oh, Dios mío!

—¿Cuál es el problema? Estás enamorada del Duque. Tu padre y yo te hicimos mientras él estaba de reposo por una bala en la pierna.

—Oh, ya basta. No tengo que saber nada de las travesuras entre tú y papá. ¿Y desde cuándo eres tan... tan...?

—¿Atrevida, descarada o coqueta?

—Iba a decir chismosa. —Ambas enarcamos la misma ceja con escepticismo, pero al final sonreímos con calidez—. ¿Ya puedo recibir un abrazo? Prometo no llorar como la otra vez.

Final (Por Siempre II )Where stories live. Discover now