Capítulo 40. Propuesta.

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Las sensaciones que le provoca la ponen en alerta, intenta empujarlo pero él aura tenebrosa que lo rodea la mantiene como una estatura. Es peligroso y se da cuenta que cualquier fuerza de voluntad desaparece cuando se está enfrente al Rey de Suecia.

La temperatura cambia drásticamente y su fuerza es tal que Ross termina estrellándo su culo contra el escritorio cuando se le dá por soltarla.

—Min Docka —murmura y ella no entiende ya que no sabe el idioma.

Se lleva la mano al rostro, cubriéndose la nariz y la boca, y por un breve momento Ross nota que se sume en sus pensamientos pero vuelve en sí después de un arranque donde se despeina el pelo.

—¿Qué mierda significa ésto? —increpa molesto

Adquiriendo la misma personalidad desagradable que lo caracteriza.

—....

Exuda poder y un atractivo que la deja sin habla pero su cabellerosiad es nula, todavía le duele el trasero. Respira suave tratando de controlar el ritmo de su respiración cuando repara que sus fuerzas han vuelto. Ni siquiera ella comprende el magnetismo que éste hombre desprende.

—La esencia es claramente diferente pero la familiaridad del olor se le asimila —masculla frunciendo el ceño hablando para él solo, como si estuviera recordando algo hasta que levanta la cabeza encarándola —¿Por qué una zorra como tú lleva su perfume?

La mira con desprecio y las ganas de bofetearlo surgen en ella instantáneamente pero la mirada oscura que se cierne sobre Ross es una señal de advertencia para cualquier truco que quiera usar.

—¿Te comieron la lengua o qué? Antes, en mi palacio no te la dabas de oveja en apuros. —dice acercándosele causando que el miedo vuelta a aflorar en ella —Es más, te hiciste la valienta y pediste que acabe contigo de una vez.

Su aliento le hace cosquillear la nariz ansiando que no se le acerque tanto y para martirio de Ross la tiene contra el escritorio, descartando la opción de retroceder.

—Sucede que hablo con personas, no con orangutanes —yergue el mentón aunque se apoya en el escritorio para mantener el equilibro.

Que no quiera verse insultada es una cosa. Que le tenga pavor hasta el punto de necesitar un soporte es otra muy distinta.

—Ross Anderlang —pronuncia su hombre con una voz que hace Ross sea consiente del peligro que su persona representa —Cuida tus palabras, porque ni ese maldito aroma ni el bastardo de tu amante van a evitar que me deshaga de ti.

—....

Baja la mirada, sus ojos azules se oscurecen mientras observa su cuello y lo primero que se le ocurre cuando lo ve alzar la mano es; «Me va ahorcar»

La puerta se abre, Lucas desiste en lo que sea tenga planeado hacer y retrocede. Fija la vista en la puerta y esboza una mueca con fastidio haciendo que Ross volteé,

—Creo habértelo dicho con anterioridad —Christopher entra con una calma serena, todo lo contrario a Lucas —Vuelves a amenazarla o a intentar otra cosa, y corto toda relación contigo.

Cruza la oficina y se detiene a lado a ella, la examina con la mirada en un recorrido total, como si quisiera encontrar algun daño en su cuerpo. No halla nada por lo que vuelca la vista hacia Lucas con expresión severa.

—Con Ross no. —le advierte.

—El perfume. —es lo único que dice dando a entender que quiere explicación

«¡Y yo también!»

—Es delicioso como ella ¿Cierto? —pregunta Christopher cambiando el semblante de su rostro.

El Renacimiento De La Esposa Del CEOWhere stories live. Discover now