Capítulo 36. Reencuentro

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Todavía no amanece y las ansias se apoderan de Ross cuando Ana empaca lo más primordial en el bolso de tamaño mediano. No quiere que nadie se entere de que está viajando.

Los minutos pasan  y cuando Anna la mira con total desacuerdo, se vuelve a cuestionar si lo que está haciendo está bien.

Huir no es la solución pero la familia Walldering no le deja otra opción.

—No me mires asi Anna, solo me voy por unas semanas, hasta que las remodelaciones terminen  —dice en voz baja para tranquilizarla.

—La señora Mareen se preocupará, al menos a ella deberás informarle de tu viaje   —sugiere con el mismo tono de voz.

Le entrega el bolso con una tristeza en los ojos que a Ross le parte el corazón

—No —niega la cabeza —Mareen está de parte de su hijo así que no querrá que me vaya a Suecia.

— ¿Qué voy hacer sin ti? Te voy a extrañar.... Todos te vamos a extrañar —se acerca para abrazarla pero cambia de parecer —Eres la cosita más linda que habita en la Mansión.

—Cosita.... —Ross repite y sonríe en lugar de molestarse  por el apodo.

Mira hacia la elegante cama y aunque no puede ver nada, sabe que está recostado en la misma posición con la que cayó dormido.

—El señor Dereck se va a molestar mucho cuando se enteré —dice Anna siguiendo la mirada de ella.

Está oscuro  y Ross no se anima a prender la luz para no despertarlo.

Sacude la cabeza, agarra el bolso con fuerza y sale del cuarto antes de cambiar de opinión, no por Dereck sino porque no quiere irse como si huyera de él.

El pasillo es largo y Anna que la sigue caminando a su lado no ayuda a disminuir la ansiedad con el sonido de sus pasos.

Llegan al Hall y los primeros rayos del sol se comienzan a vislumbrar desde los ventanales dando ingreso al amanecer.  

—El chofer de la señorita Elena la está esperando  —Paul que prepara los autos del cagare,  la espera en la entrada y le informa.

Asiente, voltea hacia Anna con los brazos alargados y la abraza. El contacto es cálido, revive los momentos nostálgicos qué pasó con su madre y padre, dándose cuenta que ha llegado a apreciarla mucho. 

—Cuídate mi niña  —se despide terminando el abrazo  —Por favor no hagas nada peligroso, pórtate bien y vuelve rápido ¿Si?

—Si, lo haré —la vuelve abrazar y le da un beso en la mejilla —¡Prométeme que no trabajarás mucho! Tomate unos días de descanso ¿Si?

—Señorita Ross —interviene Paul con una tos falsa  —El chofer de su amiga se ve como que impaciente.... Dice que se apresure ya que no querrá llegar tarde a su cita.

La despedida termina cuando Paul vuelve a llamarla, y antes de que termine el receso donde los guardias cambian de turno, Ross vuelve a fundirse en otro abrazo con la única persona que ha apreciado en las dos vidas.

—Cuida a Ana por favor —le dice a Paul y se sube al coche.

La hermosa vista frontal de la Mansión de los Walldering y la de los dos sirvientes que nunca la despreciaron, son lo último que ella ve antes de voltear y concentrarse en la carretera.

El aeropuerto internacional de New York está saturado de personas, y los escoltas de la familia de su amiga la guían hacia la sala privada, 

—Pensé que te ibas a arrepentir —sentada con una copa de jugo Elena la saluda. —Mi familia irá con nosotros pero no saben que te estás yendo de NY sin avisar a la familia de tu esposo.

El Renacimiento De La Esposa Del CEOWhere stories live. Discover now