Capitulo 27. Las exigencias de una mujer herida.

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La primera clase término y Ross fue a la biblioteca en el horario de receso.

Tomó prestado un libro y se sentó en la mesa más apartada de las demás.

No es ratón de biblioteca para ir a la sala de lectura en lugar de aprovechar su hora libre, sin embargo era el único sitio donde el silencio la ayudaría a poner en orden su mente.

Después de la conversación con Mayer sobre el acuerdo que firmaron sus padres con los Walldering su cabeza quedó en blanco.

—Extraña combinación —prorrumpió Nicolás sentándose frente a Ross. —¿Qué puede hacer que una modelo esté en una biblioteca?

O al menos hasta que la llegada abrupta del playboy de todo el instituto   arruinó su paz interior.

—¿Qué puede hacer que un deportista que cambia de novia cada semana esté   en una biblioteca? —Ross contestó cerrando el libro que tenía abierto para que no la saquen de la sala de lectura.

Pretendía leer el libro. Ella vino a aclarar sus problemas no a leer. Y es la sala de lectura donde no se permite hablar, comer o vaguear. 

—Tu —dijo él.

—¿Acaso estas siguiéndome? —ella peguntó alzando una ceja.

—Siempre te he observado —él la miró a los ojos con curiosidad, había algo diferente en Ross que le resultaba misterioso —Eras la reina del hielo de la clase. No, no de la clase, sino del instituto entero. —se retractó —Fría y hermosa. Muy hermosa —bajó la vista recorriendo los labios de Ross, que pintados de carmín favorecían el tono de su roja cabellera, siguió bajando por el cuello pálido que estaba adornado por un pendiente de diamantes. Se detuvo en la blusa, el escote dejaba entre ver la línea del principio de sus senos —Estas diferente y aunque no se el motivo de tu cambio.. Me gusta la nueva Ross.

Volvió a levantar la vista mirándola directamente a los ojos. Ross tiene el cuerpo perfecto que se requiere para ser una modelo pero son los ojos de color ámbar de ella que a él más le gusta. 

—Nicolás.....    —murmuró ella. Lo observó durante un prologando minuto, es atractivo, lo admite pero, no le atrae, en su vida pasada nunca le interesó y aunque desearía que en esta vida si pudiera gustarle para así   sacarse de la cabeza a Dereck y a Christopher, Ross no puede. —He salido de una desastrosa relación con Dereck y lo que menos quiero es empezar otra.

—¿Es un rechazo? —preguntó él, se inclinó sobre la mesa y la tomó de la barbilla.

—Si —contestó Ross dejando el libro sobre la mesa sin desviar la mirada expectante de él.

No quiere ser dura ni ser una piedra en la vida de Nicolás. Quizás la chica que realmente le gustara en el futuro está alrededor y él ni cuenta se da por estar perdiendo el tiempo en un amor no correspondido.

—¿Qué hay acerca de ser amigos? —insistió —Entiendo que ahora no sientas nada por mi. Es pronto, lo sé y no te presionaré, empecemos con calma. Estoy seguro que te conquistaré y seré yo quien al final me quede con la reina de las pasarelas   —él afirmó con un tono bastante seguro que hizo a Ross pensar ¿De donde saca esa confianza?

Nicolás acercó su rostro lentamente hacia ella, cerró los ojos y la besó.

Ross no reaccionó mantuvo los ojos bien abiertos, no lo empujó tampoco se resistió a pesar que internamente ella rogaba que la bibliotecaria o cualquier otro personal que trabaja en la biblioteca no esté viéndolos.

Fue un beso corto, Ross lo sintió superficial, él no profundizó el beso ni metió la lengua, aún así el beso fue suave y a la vez cargado de deseo, ella pudo ver el brillo de los azules ojos de Nicolás cuando éste abrió los ojos.

El Renacimiento De La Esposa Del CEOWhere stories live. Discover now