35. Voces a juego

319 27 28
                                    

"Tus palabras cortan más profundamente que un cuchillo. Ahora necesito que alguien me devuelva la vida."

-Shawn Mendes

Matt me aparta los mechones de pelo de la cara, poniéndolos detrás de mis orejas y acariciando sutilmente mis mejillas

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Matt me aparta los mechones de pelo de la cara, poniéndolos detrás de mis orejas y acariciando sutilmente mis mejillas.

¿Por qué he aceptado esto?

Lo olvido, la apuesta. Suspiro mientras camino de un lado a otro, crujiendo mis dedos.

Matthew se limita a mirarme burlón y divertido mientras trastea en su guitarra y carraspea, aclarándose la voz. Lleva una camisa de cuadros azul oscura, a juego con mi vestido tartán también azul con toques negros. Lleva sus vaqueros negros y rotos, pero ha cambiado las Converse por unas botas negras.

Pienso en la elección de canción y en si me saldrá la voz delante de la gente que expectante se halla sentada en las butacas. Sé que entre ellos se encontrarán Paul, Leia, Zack e Ian. Aunque Paul ha, no se ha acercado a nadie, ni siquiera a mí. Por eso cuando aceptó mi invitación, sonriente y con una expresión en la cara de sentirse orgulloso, no pude evitar llorar. Realmente me he feliz saber que aquí está. Y a lo mejor, puedo arreglar las cosas, volver a unir al grupo de nuevo. Ya que su ausencia se ha notado bastante, como si fuera necesaria su locura para pintar de color nuestros días grises y monótonos.

Nunca he cantado para nadie. Bueno sí, cantaba con mis padres y con Leia, pero no he pasado más allá de eso, hasta la noche del karaoke y hasta que acepté esta maldita apuesta, trabajando arduamente durante todo el mes para "la gran noche".

Estas semanas he coincidido bastante con Annie, la cual me invitaba a comer y se esmeraba en cualquiera de los platos que preparaba. Llevaba tiempo sin comer nada casero, por lo que no puedo quejarme. Realmente se le daba bien. Una de las noches que me quedé a dormir, vimos "Monstruos S.A." y me prestó un pijama de terciopelo que me quedaba como anillo al dedo, según ella. Comimos helado y reímos, mentiéndonos con Matt. Otra de las tardes conversábamos los tres, sentados en la mesa de la cocina, mientras bebíamos café recién hecho. En un momento Annie se quebró, empezó a llorar y salió de la estancia después de disculparse mientras Matt la seguía. Minutos después el rubio volvió, también había llorado. Con una tierna sonrisa de lado me pidió que me fuera. Aunque una parte de mi se rompió un poco y un nudo comenzó a nacer en mi garganta, lo entendí perfectamente. Entendí que las cosas familiares deben quedarse en casa y que yo había sido una mera espectadora temporal de una situación que seguramente no debería haber presenciado. Me levanté  de la mesa con un suspiro resignado, incapaz de hacer nada que pudiera calmar el dolor que Matt reflejaba en su mirada. Mientras caminaba hacia la puerta, una sensación de vacío se instaló en mi pecho. Había compartido momentos maravillosos con madre e hijo, pero era evidente que una extraña no podía amortiguar lo que fuera que estaba pasando. Respiré hondo y les deseé lo mejor en silencio a un Matt que me seguía con pasos lentos y sonoros, cerrando la la puerta detrás de mí. Aunque una parte de mí se sentía sola y perdida, sabía perfectamente lo que era sufrir en silencio. Había pasado tantos años en un abismo profundo sin sentido que me arrastraba a lo más hondo cada vez que intentaba salir que aprendí a llevar mi propio luto por dentro, a sabiendas de que podía contar con Leia e incapaz de decirla casi nada al respecto. Porque era complicado. Es muy diferente saber qué es lo que te destruye por dentro a tener pequeños fragmentos inconclusos que cortan como cristales afilados y a los que no eres capaz de ponerles ninguna imagen. Caminé por la calle, sintiendo el peso de la soledad y la confusión que me embargaban, acompañándome únicamente por el ruido de mis propios pensamientos inconclusos. Me preguntaba qué había ocurrido realmente con Annie y qué dolor tan grande habían compartido para acabar llorando juntos. Mi mente retrocedió a mi propia historia a medio escribir, a los momentos de oscuridad y desesperación que había vivido en el pasado. Había aprendido a llevar mi dolor en silencio, como un lastre que arrastraba conmigo a todas partes y al cual no podía darle un significado verdadero. Tenía que tener mucho cuidado al intentar recordar, pues mi propia mente mezclaría vivencias reales con otras totalmente inventadas, caminando por un campo de minas que podían detonar en cualquier momento, dejándome confusa y aturdida. Recordaba aquella noche en la cabaña, el miedo paralizante, el sonido de las ramas crujientes bajo mis pies mientras corría por el bosque, el rostro de Andrew retorciéndose de rabia. Pero también había lagunas en mi memoria, fragmentos que se desvanecían en la oscuridad de mi mente, dejándome con más preguntas que respuestas, como siempre.

Apuesta ¿conseguida? (1) #PGP2024Where stories live. Discover now