Capitulo 48

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Una gran Niñera es difícil de encontrar, difícil de dejar, y imposible de olvidar!!!.




Mi respiración comenzó a cortarse, no sabía cómo les iba a decir a los Harrison, que su hijo estaba preso encerrado y solo, aún más con gente que ni el mismo conocía malvivientes que viven de los robos, secuestros, en fin me arme de valor y presione los números del teléfono público.

- Señor Harrison, tengo algo que decirle, pero no sé, si será de su agrado escuchar lo que tengo para decir. - mientras más hablaba más palabras agregaba, parecía que no quería soltar la verdad.

- Solo dilo niña, no estás asustando.- expresó el señor del otro lado de la línea.

- Manuel... Mm él.... .- Dios, por qué me costaba expresar tanto lo que sentía, no es para menos ¿Cómo tomarían el simple hecho de decirles que su hijo estaba preso?

- Tiana por el amor del creador dilo de una vez.- Listo había logrado molestar al señor Harrison.

- Su hijo está preso.- dije finalmente, las palabras salieron de mi boca como un chorro de agua fría ya me imagino su expresión, un silencio que se me hizo eterno se hizo presente en el ambiente.

-¿Qué es lo que acabas de decir niña? - ¿Acaso era sordo o qué? Le dije que su hijo estaba encarcelado y él me seguía preguntando lo que claramente le acababa de decir.


- Yo... Sepa...- el señor Harrison claramente sabía lo que le acababa de decir.

-¿En qué destacamento están? Iremos de inmediato a aclarar este asunto -fue lo único que el señor dijo, sin más le di la dirección en unas horas estaría crucificada de pies a cabeza.

Pasaron los minutos, segundos, las horas y finalmente llegaron. El señor Harrison entro a todo galope, parecía un caballo a punto de comenzar una carrera. La señora venía por detrás con sus manos en su pecho, suspiré, no quería ni imaginarme lo que habían pasado para llegar hasta aquí y todo por mi culpa.

- Tiana ¿En dónde está
Manuel? - al señor Harrison estaba que se le reventaba la vena de la frente por el enojo.

- Está en la celda - agaché la cabeza.- De hecho tienen que hablar con el de recepción.

El señor Harrison me miró fulminante, sus ojos expresaban furia, no era para menos yo sé que estuve mal en desobedecer unas de las reglas que Manuel tenía. Pero al fin y al cabo, él también tiene derecho a divertirse de vez en cuando. Salir de la monotonía habitual que lo rodeaba desde hace veintidós años.

El señor entró en una especie de oficina, los oficiales lo miraron con respeto ¿Eso es lo que imponen los hombres importantes? La señora se quedó afuera, me acercó a ella apenada, avergonzada, no quería imaginar lo que me fuera a decir.

- Señora, yo... lo siento en verdad, no quise que esto pasara, es que quería que Manuel también saliera de la monotonía.- Rogando me arrodille pidiendo que la señora me perdonará, ella me miró extrañada la imagen de mí rogando no era linda para nada de ver, parecía una chiquilla suplicándole perdón a sus padres.

La señora Harrison tomó de mis manos, sabía que me iba a entender, seguramente me diría que todo estaba bien y que estaría bien. Sin embargo, ella me miró, al principio no dijo nada después tomó aire llevándolo a los pulmones lo soltó por la boca y finalmente hablo.

La Niñera Del CeoWhere stories live. Discover now