Capitulo 41

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Finalmente, las clases de Manuel habían finalizado, tener que verle la cara a Vanesa era un completo desagradó, ella le dio un beso en la mejilla a Manuel, eso me hizo hervir la sangre, pero debía controlar mis impulsos.

 Él se acercó hasta mí y me sonrió algo característico en él. Yo lo, mire de arriba a abajo, molesta de brazos cruzados.

—¿Estás bien?, — preguntó extrañado, como si nada hubiera sucedido.

— Así es, — Asentí dándome la vuelta, él me tomó del brazo, me miraba atento ¡Que molesto! Al principio su mirada no me molestaba, pero ahora…. Ahora sí lo hacía, me fastidiaba.
— Suéltame, — Exigí molesta, él procedió a soltarme, lo último que vi fue su mirada de confusión.

Nuevamente, Comencé a limpiar la cocina, al parecer ahora limpiar era mi nueva pasión, Blanca me habló diciéndome que los señores Arribaron en una hora, sin más asentí, comencé hacer la cena, quería que todo estuviera listo los Harrison siempre llegaban tarde y muy agotados esta vez venían de la ciudad de “Soul" no sé muy bien en dónde queda ese lugar, pero eso es lo que Blanca me había dicho.

— Tiana ya está todo listo, — pregunto Blanca.

— Si así es, — expresé dejando la rejilla sobre la mesada mientras limpiaba mis manos.

—¿Dónde está Manuel?, — expresaba nerviosa

—Está arriba, — dije

—Ve a buscarlo por favor, — suplicó la mucama.

No me quedo de otra que obedecer, subí las escaleras, no quería verlo, ni sentirlo, ni escucharlo, creei que nunca diría esto, pero estaba comenzando a odiar a Manuel.

— Manuel, baja, — emití sin ganas, él abrió la puerta, se lo notaba un poco triste, era muy obvio ni siquiera me importaba ya.— Tus padres llegarán en una hora, quiero que estés ahí para la hora de la cena.

Sin más me alejé ni siquiera lo mire, baje las escaleras, ahí estaban los Harrison, la señora dejó su abrigo sobre el sofá, se quitó los zapatos y se colocó sus chalas, — Buenas noches, señores, qué gusto verlos, — dije.

— Hay niña, el gusto es nuestro después de ese viaje, solo quiero descansar— expresó la señora con su voz agotada.

— Es cierto, Tiana, Ameli ya no es una mujer joven, estábamos en la carretera y ella solo preguntaba a qué hora llegaríamos a esa reunión, si la hubieras visto Tiana parecía una histérica, — carcajeo el señor.

— ¡Mama!, ¡Papá!, — exclamó Manuel alegre extendiendo sus brazos, pasó al lado mío yo solo fije mi vista a otra dirección, la señora estiró sus brazos para aceptar los abrazos de su hijo.

— Mi hermoso Manu, — decía la señora, John Harrison solo acaricio el cabello oscuro como la noche.

Ambos padres pasaron hacia el comedor, allí estaba Blanca sirviendo la comida sonriente como siempre, los señores se sentaron al igual que Manuel 
—La cena de esta noche lo preparo Tiana con esas delicadas manos, — presumió la mucama.

— Entonces debe saber delicioso, — expreso Manuel

— Disfrútalo, — susurre a su oído de una manera tajante y fría, incluso pude sentir como se erizó su piel— Si me permiten iré a mi habitación, — dije

Hice una reverencia y subí hasta mi cuarto azote la puerta con fuerza parecía que Manuel estaba burlándose de mí,
¡Idiota!, ¡Idiota! Decía en mi mente, estaba molesta y sé que tengo carácter, que cuando me enojo, me enojaba como un volcán a punto de estallar.

Tomé el móvil y marqué el número de Mayra, hace tiempo no hablaba con ella, ya extrañaba su risa contagiosa hablar con ella me animaría un poco.

Un tono

La Niñera Del CeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora