Capítulo 8

184 18 4
                                    

Ya habían pasado tres semanas en las que me encontraba trabajando con la confianza de JungKook. Primero comenzamos haciendo cosas pequeñas tales como hacer un simple pedido en una cafetería, había notado que para él una acción tan simple como decir lo que quería lo llenaba de vergüenza por lo mucho que jugaba con sus manos, como agachaba su cabeza y lo mucho que le costaba sostener la mirada. He de admitir que ese tipo de acciones eran muy adorables, pero con el paso de los días y mucha práctica, todo esto fue desapareciendo.

Luego comenzamos a trabajar con el enfoque de su mirada. Siempre se mantenía mirando al suelo independiente de que no estuviera haciendo nada malo, incluso cuando ambos hablábamos, pero nuevamente poco a poco fue siendo capaz de mirarme a los ojos mientras hablábamos, expresando libremente su pensar e intercalando entre conversaciones. Así fue como supe un poco más sobre la vida de JungKook.

JungKook era huérfano y aún seguía bajo la tutoría de el orfanatorio. Había llegado a los cinco años a las puertas de este muy mal herido, pero según decía, él no recordaba absolutamente nada de su pasado y mucho menos el cómo llegó, todo lo que sabía era gracias a una de las encargadas de el orfanato, misma que lo recibió. Nunca había sido adoptado ya que, a diferencia de otros niños él no destacaba para nada y siempre se mantenía escondido detrás de los muebles. Siempre fue muy tímido y retraído por lo que la mayoría de las veces las personas no notaban que él estaba ahí, sin embargo, era muy inteligente. Dedicaba la mayoría de su tiempo a leer y estudiar sobre cualquier tema, después de todo, no le gustaba jugar con los demás niños porque siempre terminaban molestandolo.

JungKook siempre había estado muy solo y sufría en silencio. Por esta misma razón nadie había hecho nada por las múltiples heridas y golpes que dejaban en su cuerpo, porqué él mismo no hablaba y lo acultaba. Decía que estaba muy grande para qué la linda señora de el orfanato se preocupara por él y qué, esa atención, la necesitaban otros niños más pequeños. El orfanatorio le daba lo justo que él necesitaba, por lo mismo siempre mantenía su uniforme escolar impecable y siempre destacaba por sus notas.

Fue así como JungKook fue creciendo muy tímido y retraído, solo y sin amigos, aguantando todo lo que tuvieran para darle y sin una persona que realmente se preocupara constantemente de él. Prácticamente estaba solo en este mundo.

No podía creer que un chico tan lindo fuera maltratado de la forma en la que lo hacían solo porqué les parecía divertido hacerlo llorar. Que imbéciles de mierda eran todos, pero definitivamente les haría pagar por todo lo que lo habían hecho sufrir.

(...)

La última semana de el mes estaba por llegar a su fin y tal como lo habían prometido esos tres imbéciles, siquiera se habían acercado a JungKook. Solo se limitaban a observarnos en cada receso y cuando pasaban por nuestro lado, simplemente nos ignoraban. Algo bueno que tuvieran, eran de palabra y yo también, mantuve mi boca cerrada sobre lo que sabía todo ese tiempo.

Mientras tanto la popularidad de JungKook iba en aumento. Era increíble como un solo cambio de look hacia que todos cambiarán su forma de verlo y tratarlo. Ya no habían miradas asqueadas o despectivas, solo curiosidas e intensas, como si estuvieran notando recientemente todos los atributos que él escondía. Me parecía de lo más ridículo, ¿solo lo acosaban y minimizaban por su apariencia? Definitivamente este mundo de mierda estaba loco. Ya lo había comprobado hace dos años cuando por mi cuenta decidí cambiar con ayuda de mi madre, pero jamás pensé que dos años después el mundo seguiría funcionando igual.

La confianza de JungKook había dado un giro increíble, bueno, aún seguía costandole un poco sostener una conversación con alguien que no fuera yo, pero luego lograba adaptarse con naturalidad o así lo comprobé cuando lo veía hablando con alguna mosquita muerta que se le acercaba a coquetear cada vez que yo desaparecía por unos segundos. Me parecían de lo más hipócritas y ridículas, me molestaba su sola presencia cerca de mi lindo cachorro, pero siempre me contenía a hacer algo cuando lo veía mirarme y sonreírme como solo lo hacía para mí. Entonces iba hacia él y las chicas se alejaban rápidamente.

Sin darme cuenta las cosas habían cambiado. Mientras JungKook era cada vez más amado y aclamado, yo había creado una reputación de chica mala y ruda, esto quizá por haberme enfrentado a los bravucones de la institución y haber salido victoriosa de esto. Algunos me miraban con miedo y otros con respeto, pero de lo único que estaba segura es que aquella mirada con un brillo especial en los ojos de JungKook no se iría.

(...)

El primer día de el mes comenzó y como se me había hecho costumbre esperaba a JungKook en la entrada de la institución despreocupadamente. No creía que los tres imbéciles lo molestaran hoy aunque, quizá podría ser una opción muy poco probable y esperaba que si mínimamente fuera a pasar, a estas alturas JungKook pudiera defenderse.

Aclaré la garganta y miré a la calle en busca de el pelinegro en alguna parte pero sorprendentemente la cara que ví fue otra y venía en mi dirección. Hablando de el rey de Roma.

-Ya pasó un mes, ¿me extrañaste? -comenzó hablando TaeHyung y sinceramente, no tenía ni la más mínima intención de mantener una conversación con él así que lo ignoré por lo qué él sonrió de costado y continuó-. ¿No vas a hablar conmigo?

-No me interesa tener una conversación contigo, piérdete. -escupí de mala gana.

-Estuve observandote todo este tiempo y la verdad es que tengo mucha curiosidad.

-No me interesa. -volví a hablar con el mismo tono de antes.

-Tú y esa rata... -mencionó y ahora si obtuvo mi atención porqué de inmediatamente lo miré, pareció notarlo así que frunció levemente el ceño-. ¿Están saliendo?

Su pregunta me descolocó totalmente pero aún así mantuve mi postura y rostro de pocos amigos, lamiendo mis belfos. La mirada de TaeHyung fue directamente a mis labios y luego volvió a mis ojos. Estaba a punto de contestar cuando la voz de JungKook resonó a las espaldas de TaeHyung.

-Sí, estámos saliendo. -fue lo que dijo y no pude evitar quedarme estática.

-¿Es así? No sabía que tenían ese tipo de relación tan cercana. -TaeHyung se volteó para mirar a JungKook quién daba algunos pasos hacia nosotros con ambas manos en los bolsillos y los orbes clavados sobre los del castaño.

-¿No fui claro? Es mi chica. Mía. -volvió a afirmar Jungkook.

Para estás instancias mi rostro estaba hecho un completo tomate y el calor me llegaba hasta las orejas. Jamás lo había visto actuar de esa manera y JungKook parecía tan convencido de sus palabras que hasta yo misma me creería que ambos tenemos una relación. TaeHyung por otra parte pareció divertido con la afirmación de el pelinegro y con este mismo desplante apoyó una de sus manos en el hombro de JungKook y pronunció lo siguiente.

-Que no sé te olvide que sigues siendo la misma rata que antes, imbécil. Yo puedo quitarte lo que quiera cuando quiera y tú, no harás nada para evitarlo.

Las manos de JungKook se apretaron en puños y templaron un poco mientras TaeHyung me daba una última mirada y se iba victorioso.

Por primera vez no supe que decir, no sabía que mierda acababa de pasar y a juzgar por la expresión de JungKook, él tampoco. Nuestras miradas se cruzaron por largos segundos y sin decir absolutamente, ambos nos adentramos en la institución mientras yo cubría mis mejillas con ambas manos.

Capitulo nuevo.

Mi mascota; JJK (en edición) Where stories live. Discover now