Capítulo 28 "Mentiras y engaños"

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Nunca imaginé que estaría en una situación como esta. Eran las dos de la madrugada cuando un grupo de delincuentes entró a robar. Ángelo se posicionó frente a mí, como escudo de protección cuando vio que uno de los maleantes empezó a requisar a las chicas, despojándolas de sus pertenecias, como teléfonos y accesorios.

—Hey, déjalas, aún no —ordenó el que parecía ser el lider de ellos. El hombre no le hizo caso, agarró a una chica morena por la nuca.

—Entonces deja que me divierta un rato con esta belleza.

—No, por favor, no me haga daño —suplicó entre llantos.

El sujeto que le dio la orden llevaba puesto una capucha negra. Se veía de cuerpo fornido, por el tono de su voz, no parecía ser alguien mayor.

—Déjala de una maldita vez. —Le apuntó con el arma en la cabeza—. No somos unos putos violadores. ¿Me escuchaste? Y si crees que eso es lo que somos, deberías largarte, porque estás en el bando equivocado.

Los demás de su grupo no se movieron, ellos aprobaban lo que decía.

—Tranquilo, jefe. Solo lo decía como una broma. —Soltó a la chica, quien se refugió en los brazos de un chico parecido a ella, supongo que sería su hermano.

—Sigue bromeando, Matthew, y verás lo caro que eso te saldrá.

Ambos se retaron con las miradas. Todos a mi alrededor estaban conmocionados y aterrados, no era para menos, lo que había sido una fiesta minutos antes, se había convertido en el centro de un atraco.

Éramos muchísimos los que estábamos aquí, uno de ellos salió de la casa, y vi por una ventana, que estaba apuntándole a los pocos que estaban afuera, obligándolos a entrar a la casa.

—Bien, ya que estamos todos —dijo el cabecilla del grupo. —Haré unas aclaraciones. No quiero que nadie salga herido, ¿vale? Solo hagan lo que se les ordena y todo saldrá bien. ¿Escucharon?

—Sí —respondieron uno que otro.

—Bien, los que tienen dinero en efectivo, póngalo aquí. —Enseñó una mochila, que entregó a uno de sus compañeros. Vi que dos mas cogieron otras mochilas—. Ellos irán de persona a persona para que ustedes puedan dejar ahí todo el dinero y sus teléfonos. No hagan ninguna tontería, porque aunque no queramos dañar a nadie, jamás vamos a permitir que echen a perder nuestra operación. Acabaremos con la vida del que se atreva a interferir. ¿Entendieron?

Todos asentimos.

—Ahora bien —habló otro que sostenía un arma, eso parecía un fusil—. Sé van a sentar y estarán calladitos mientras nosotros nos encargamos de nuestro trabajo.

Dos de ellos subieron las escaleras, entre ellos el líder del grupo, dejando al mando al chico que hace un rato quería abusar de la morena, sin embargo, antes de irse le quitó el arma y le entregó un puñal.

—Tengo miedo, Ángelo —susurré abrazándolo por la espalda.

—Tranquila, solo hay que hacer lo que ellos dicen.

—Sí —respondió Mich—. Apenas cumplan con su objetivo se irán.

—Lo primero que mi jefe dice que no hagan, es lo primero que hacen. —Sonrió con burla mirando a nuestra dirección—. A ver... —Caminó hasta posicionarse  frente a mi hermano—. ¿Cómo es tu nombre?

—Michael.

—Michael... —dijo sonriendo con malicia—. ¿De qué estabas hablando?

—De nada que sea de tu incumbencia —respondió de forma tajante.

Acechada por el mal |COMPLETA|Where stories live. Discover now