Capítulo 15 "Miedo y confusión"

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Yo no podía creer lo que estaba pasando

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Yo no podía creer lo que estaba pasando. Ángelo me besaba con mucho deseo, él deslizó su mano por mi espalda y apretó en puño la tela de mi blusa mientras que su otra mano estaba en mi nuca, con la intensión de que no me alejara de él y, siendo honesta, tampoco pensaba hacerlo.

Con la respiración entrecortada, nos separamos. Yo seguía anonadada por lo sucedido, lo miraba sin saber qué decirle, no era para menos. Ángelo me atraía, desde ese día que lo vi en la fiesta sentí cierta curiosidad hacia él, por su forma de ser tan misterioso.

Ángelo fue el primero en retroceder un paso. ¿Se arrepentía de haberme besado? Tragué saliva con dificultad. Un viento ligero sopló revoloteando mis cabellos. Solo éramos dos personas en esta oscuridad, siendo alumbrados por la luz de la luna. Nos miramos durante unos minutos, minutos que parecieron eternos.

Yo sentí el impulso de besarlo, él había tomado la iniciativa... así que yo también podía. No sabía por qué, pero sentía esa necesidad en mi interior, cuando entonces algo me frenó.

—¿América? —Esa voz era la de Mich. Ángelo me miró con diversión al ver la mueca que hice. Di la vuelta encontrándome con mi hermano, quien estaba acompañado de Becka y Judith.

—Hola —dije caminando hacia ellos—. ¿Pasa algo?

—Te estábamos buscando —habló Mich—. Debemos irnos, ya es muy tarde.

—Tengo sueño, vamos rápido.— Judith bostezó y se restregó los ojos—. Mis padres van a matarme, miren la hora que es.— Vámonos ya—. Ella enredó su brazo alrededor del mío y tiró de mí para irnos.

Le di una última mirada a Ángelo y me fui de allí.

Nick, Darien y Claire, ya se habían ido. Mich parecía algo molesto, pero decidí no darle importancia. En el transcurso a casa de Becka, me limité a permanecer con los ojos cerrados, y a recostarme en el espaldar del asiento. No me di cuenta en qué momento Mich había dejado a las chicas en su casa, solo sentí cuando tocaron mi hombro diciéndome que me despertara.

Con desgana, caminé hacia el interior de la casa, viendo a mamá sentada en el sofá. El enojo era muy notorio en sus ojos, y apenas nos vio se puso de pie mientras acomodaba su bata.

—¿Qué son estas horas de llegar? —preguntó entre dientes.

—Mamá, tengo sueño —dijo Mich—. Mañana hablamos.

—¿Mañana? ¿Acaso no has visto la hora? Son las cinco de la madrugada. —Nos enseñó la hora en su teléfono—. ¿Dónde estaban? Le dijeron a su padre que irían al cine; cosa que dudo.

—Mamá, por favor... —Bostecé y me deje caer en un sillón.

—América, te he dicho muchas veces que no deberías vestir de esa manera. —Dio un paso acercándose a nosotros. —Se nota que estuvieron bebiendo. —Negó en silencio. Ella no dijo nada más y nosotros tampoco.

Acechada por el mal |COMPLETA|Where stories live. Discover now