Capítulo 22 "Somos dignos de una segunda oportunidad"

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Le dije que fuéramos a mi casa para poder platicar

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Le dije que fuéramos a mi casa para poder platicar. Mis padres no estaban, ya que habían ido a pasar el día en casa de mi abuela, y Mich, estaba en la playa, allá debía estar con Becka. Cuando llegamos, no estaba equivocada, la casa se encontraba vacía.

—¿Quieres algo de tomar? —pregunté mientras me quitaba la chaqueta.

—Sí, solo agua.

—Vale, ya regreso. —Fui a la cocina, serví un vaso con agua y otro con Coca- Cola. Busqué un pedazo de pastel de chocolate que mi madre había hecho el día de ayer, y acomodé todo en una bandeja para dirigirme a la sala. —Ten. —Le entregué el vaso con agua.

—Gracias.

Me senté a su lado y empecé a comer.

—Me sorprendió ver un mensaje tuyo, creí que usarías tu lado razonable para alejarte de mí —dijo, bebió el agua y dejó el vaso en la mesita que estaba frente a nosotros.

—Mi lado razonable no funciona bien después de todo

—Eso veo.

Terminé de comer y llevé los platos a la cocina. Le dije que iría a darme una ducha rápida porque el calor me estaba matando. Después de cierto lapso bajé a la sala nuevamente, pero, no vi a Ángelo.

—¿Ángelo?

Lo busqué con la mirada, sin embargo, no lo hallé. Di un respingo al sentir unas manos en mi cintura.

—¿Te asusté? —preguntó con diversión—. Eres un niña tonta, América.

Me di la vuelta quedando frente a él. Ángelo se veía atractivo, alcé la mano y acaricié su rostro. Sus ojos claros me miraban con ternura. Cuando lo conocí, su mirada era tan fría, distante, y con esa sonrisa cínica que adornaba su rostro.

—Me gustas —dije en voz baja—, he decidido estar contigo.

—¿Segura? —Asentí con la cabeza—. ¿Aún sabiendo lo que hice?, ¿aún sabiendo que no soy bueno para ti? —Ángelo dio un paso hacia mí, así que retrocedí hasta chocar con la pared. Él colocó una de sus manos en mi cuello—. ¿Y si algún día te hago daño?

—Confío en ti, Ángelo. Sé que no me lastimarás, si quisieras hacerlo, ya lo hubieras hecho.

Él sonrió con burla. Se aproximó tanto, que sentí su cuerpo presionado al mío.

—No te dejaré, ¿eres consciente de ello?

—Lo sé, nada de eso me importa, solo me importas tú —confesé con los nervios a flor de piel.

Ángelo sonrió con satisfacción. Él pasó su dedo pulgar por mi labio inferior y luego me besó. Nuestros labios se movían como si estuviesen sincronizados. Él me alzó e inmediatamente enredé mis piernas alrededor de su cadera. Gemí en su boca cuando sentí su dureza. Sus besos descendieron a mi cuello, donde sentí como chupaba lentamente, y luego pasaba su lengua.

Acechada por el mal |COMPLETA|Where stories live. Discover now