Capítulo 26 "No te he engañado"

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Todo le había salido de maravilla, tal cual lo planeó. Él estaría pendiente de cuando América llegara a su casa. Aterrorizarla mientras pateaba la puerta, él amaba escuchar los gritos de pavor de América, esa sensación tan placentera que le daba al verle la cara de miedo no podía darse el lujo de no verla.

Fue fácil deshacerse del cadáver de Adam, esa sabandija que se había terminado metido en asuntos que no eran de su incumbencia. Lo que más disfrutó fue ver la cara de América cuando le dijo que sus padres estarían en el hospital, no lo decía en serio, si tenía una sorpresa para ellos, pero aún no era el momento, todo quería disfrutarlo lentamente y sin premura.

Cuando le inyectó el sedante, la llevó a su casa, la cambió de ropa y bajó a limpiar el desorden, pero entonces vio el rostro desencajado del señor Mark cuando abrió la puerta de su casa y él lo recibió, viéndolo con el cuerpo de su hijo en el hombro como si fuera un saco de papas, ya que lo tenía envuelto en un plástico para no dejar un rastro de sangre.

Rápidamente arrojó el cuerpo al piso, cerró la puerta y le puso el puñal en el cuello diciéndole que si gritaba, iba a la policía o decía algo de lo que estaba viendo, más tarde encontraría uno por uno los cadáveres de todos sus demás hijos y nietos, por último se encargaría de él, pero primero lo haría ver como asesinaba sin piedad a su esposa. Con todo el dolor de su alma, Mark había accedido a callarse. Tuvo que soportar ver como el asesino salía de su casa con baldes de agua, haciendo bromas de cómo había asesinado a Adam y que ahora le tocaba limpiar la acera.

El señor Mark estaba en una especie de shock. Se dejó caer en el sofá de su sala. Él tenía la vista fija en la pared, pensando en que todo era una pesadilla. No se movió, no pronunció palabra alguna, simplemente se dedicó a respirar. Así estuvo hasta la madrugada cuando el enmascarado agarró el cuerpo de Adam, junto con unas maletas donde iba su ropa y se lo llevó quien sabe para dónde, por un instante quiso luchar, pero el asesino le volvió a recordar el trato que tenían y que lo tendría vigilado, al más mínimo descuido de su parte, masacraría a toda su familia en un santiamén.

Él no tenía idea de lo que había sucedido, no entendía por qué su hijo terminó en el camino de ese asesino que tanto mencionaban en las noticias. Nunca imaginó que le tocaría vivir semejante tragedia.

Cuando su esposa llegó a las siete del trabajo, lo encontró en la misma posición. Se cansó de hablarle, sin embargo, Mark no dijo nada. Pero cuando le preguntó por Adam, él le dijo que su hijo se había ido a Inglaterra a trabajar, que no les comentó nada para que no se entristecieran, porque lo más probable era que no lo volvieran a ver por un tiempo bastante largo, pero Mark sabía con exactitud que no lo volverían a ver nunca más. Le contó que él mismo lo llevó al aeropuerto. Julie no lo podía creer, una lágrima se deslizó por su mejilla y abrazó a su esposo. Esbozó una sonrisa y pronunció las siguientes palabras: ese era el sueño de Adam, irse a Inglaterra. Muchas veces dijo que cuando pusiera un pie fuera de este país, no lo volveríamos a ver, que nos tocaría a nosotros ir a verlo.

Mark lo sabía, por eso había sido la excusa perfecta para decirle a Julie y que su partida fuera menos dolorosa.

Horas más tarde, el señor Harry Stevens tocó a la puerta preguntando por Adam. Julie recitó las palabras de su esposo y le dijo amablemente que ella necesitaba descansar.

El asesino iba conduciendo con dirección a ese lugar que había ambientado como el anterior. Era un modelo casi igual, aquella casa que su hermano tenía donde torturó a América había quedado en el pueblo, lejos de ahí, así que le tocó improvisar y usar una vieja bodega, decorarla exactamente igual, con las mismas flores de lirios que le gustaban a su madre.

Ahí mismo tenía un lugar donde descuartizaba a las personas. Con Adam fue más fácil, lo que hizo fue contarlo en pedazos y almacenarlo en pequeños tanques con ácido, así lograría desintegrar la carne, solo quedarían los huesos, pero tampoco sería difícil, porque se encargaría de echarlos en una trituradora, y después lo que quedaba lo lanzaría por una cascada ubicada a las afuera de la ciudad.

Acechada por el mal |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora