Una serie de eventos comienzan a suceder, llenando de pánico y terror a los habitantes de la ciudad. Las voces de que un asesino serial anda suelto comienzan a difundirse.
Él está obsesionado con América, una joven universitaria, querrá volverla lo...
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Cuando llegamos donde Mich, me pidió el favor que lo acompañara a buscar a Becka, ya que existía la probabilidad de que ella se negara a venir.
Abrí la puerta del auto, miré hacia atrás y mis ojos se posaron en los de Ángelo, quien estaba recostado en un árbol mientras fumaba.
—América, ¿te vas? —Desvié la mirada al escuchar la voz de Judith.
—Iré a buscar a una amiga —respondí mirándola.
—Está bien, te esperaré aquí. —Judith me sonrió y caminó a donde estaba Claire.
Miré al frente con la intensión de ver a Ángelo, sin embargo, ya no estaba. Mich le decía a algunos chicos que pronto volveríamos.
Iba a subir al asiento del copiloto, pero Nick me sostuvo de la mano, me atrajo hacia él haciendo que lo mirara con evidente confusión.
—Tú vienes conmigo —ordenó mientras cerraba la puerta y, luego, abrió la otra.
—¿Por qué?
—Porque yo así lo decidí —dijo de forma cortante.
Nick no parecía ser el mismo, últimamente se comportaba muy controlador. No le gustaba cuando alguien me saludaba, inclusive, si me dirigían a la palabra eso le molestaba.
—¿Qué te pasa? —inquirí cruzándome de brazos—. No puedes tratarme de esa manera.
—Lo siento. —Cogió un mechón de mi cabello y empezó a jugar con él—. Esta necesidad de tenerte a mi lado está volviéndome loco.
—¿Qué pasa entre ustedes? —preguntó Mich de forma inquisidora.
—Nada —respondí dedicándole una sonrisa—. ¿Nos vamos?
—Sí, suban.
Me senté al lado de Nick. Él tomó mi mano, se veía tan extraño nuestras manos entrelazadas. Quise alejarme, pero no me lo permitió. Nick era guapo, un rompe corazones. Siempre había sido esa clase de chico y solo le había conocido una novia, pero ella se marchó. Después lo vi varias veces con jóvenes, solo que la confianza entre los dos no era tan grande como para que me contara si solo las utilizaba para pasar el rato.
Verlo ahora, interesado en mí, se me hacía extraño. Su comportamiento me gustaba, siempre tan atento, pero eso no le daba derecho a querer que yo hiciera lo que él quisiera.
Nick tenía claro que mi hermano no le permitía acercarse mucho a mí, antes de que conociera a Corbin, sentía atracción hacia el, soñaba con él, en cómo sería un beso suyo. Lo veía tan inalcanzable por como era en la escuela, el típico popular, ese que a más de una le robaba un suspiro con solo verlo pasar. Después perdí todas las esperanzas cuando en último año mis padres decidieron que nos mudaríamos a un pueblo.
Al llegar a nuestro destino, nos encaminamos hasta la entrada de la casa en la cual Becka se estaba hospedando.
—Toca el timbre —le dijo Nick a mi hermano. Mich vaciló unos segundos, luego su mirada cayó sobre mí.
