Caos y muerte Pt 1

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Capítulo 88

Narradora

No podía articular las palabras, el llanto ahogaba cada frase quedándose atorada en su garganta.

—¡¿Rin eres tú?! háblame por favor, preciosa—...
…—Sesshōmaru… soy yo, mi amor—...

El albino sintió que los temblores en sus manos se intensificaban, sentía como si sus piernas no pudieran sostenerlo en pie por más tiempo.
Apenas podía respirar, no podía creer lo que estaba pasando.

…—¡¿Cómo es posible, Rin?! ¡¿en dónde estás?!—...
…—Estoy a salvo, mi amor, me escapé—...
…—¡Dime en dónde estás, iré por ti de inmediato!—...

Cómo pudo se movió a zancadas buscando el pantalón y la camisa que se había quitado antes de intentar dormir. Con una sola mano logró ponerse la ropa esperando la respuesta de la castaña.

…—¿Y nuestras hijas? ¿cómo están Towa y Setsuna?—...
…—Ellas están bien, muñeca, no te preocupes, por ahora solo necesito que me digas en dónde estás—...
…—En la ciudad; la noche en la que escapé una mujer nos ayudó y nos ha dado refugio en su casa—...
…—¿Nos ayudó?—...
…—Es una historia larga, te prometo que en cuanto estemos juntos te contaré todo. Sessh… los hombres de Zero están tras nosotros, son tres y no sabemos en dónde puedan estar, no sabemos si ellos saben en dónde estamos nosotros. Ana, la mujer que nos rescató, nos llevó primero a otra casa; pero, ellos la descubrieron, logró perderlos y tuvimos que irnos de esa casa a esta en donde estamos ahora—...
…—Ya estás a salvo, mi amor, iré por ti y no permitiré que nadie te vuelva a hacer daño—...
…—Te pasaré con Ana para que ella te de la dirección—...

Rin no cabía de la felicidad, después de tanto tiempo al fin estarían juntos de nuevo. Volvió a llorar permitiendo que sus lágrimas enjuagaran todo ese dolor que había sentido desde que la separaron de Sesshōmaru y sus pequeñas hijas. Adler se sintió tranquilo, todo había terminado ahora y solo quedaba suplicarle a la castaña que si algo le sucedía, no desamparara a su hija.

Ana se sorprendió cuando escuchó el perfecto alemán de Sesshōmaru; fue mucho más cómodo y mucho más fácil ponerlo al tanto de la situación y darle la dirección de su casa. Era cuestión de tiempo para que toda esa pesadilla terminara.




No quería cortar la llamada, necesitaba seguir escuchando la voz de Rin para saber que todo era real y que no se encontraba soñando, lamentablemente tenía que comenzar a planificar el rescate de su mujer.
Antes de salir de la habitación, Sesshōmaru se aseguró de tomar su arma y revisar que estuviera cargada y acto seguido abandonó la alcoba dirigiéndose al cuarto de vigilancia en donde se mantenían atentos los hombres que había mandado llamar desde Japón. Todos de su entera confianza.

De paso se encontró con Ah y Un, los dos hombres se acercaron y después de escuchar las buenas nuevas, los hermanos se dispusieron a alistarse.

—Preparen las camionetas y espérenme afuera —les ordenó mientras él se dirigía a la habitación de Irasue.

Necesitaba ver a sus hijas antes de irse y decirle a su madre lo que estaba a punto de suceder, ella se encargaría de poner al tanto a la madre de Rin y a Kagome.

—Llamaré a la policía, tú enfócate en ir por tu mujer y traerla de vuelta —Irasue tomó su teléfono. Nunca se había sentido tan nerviosa como ahora.
—Antes llama a mi padre y cuéntale lo que está pasando. Que no permita que Zero escape —la peliplata asintió.

Sesshōmaru se acercó a sus mellizas, dormían profundamente, no quería despertarlas. Su toque fue suave, solo quería verlas antes de ir por Rin.








Un seductor enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora