Un amor inmenso

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Capítulo 74

Narradora

Las mellizas dormían plácidamente en la oscuridad de la noche, no había pasado mucho tiempo desde que mamá las alimentó y las arrulló hasta que ambas fueron cerrando sus ojitos perdiéndose en el dulce canto de la castaña. Para Sesshōmaru no había nada igual, tan es así, que cuidando que Rin no se diera cuenta, el peliplata sacó su celular y comenzó a grabar el adorable momento; no era la primera vez, tenía ya una carpeta llena de esos momentos que capturaba a escondidas de su mujer, sobre todo fotos de las tres durmiendo juntas en la cama y otras, unas muy tiernas en donde Rin le presentaba las niñas a Yako que por cierto, siempre estaba acostado afuera de la habitación como el mejor de los guardianes, nadie que él no conociera podía acercarse.

En aquella habitación iluminada solamente por los tenues rayos de luz del cielo nocturno, el silencio era profanado solamente por los ahogados sollozos de una mujer y un hombre que desde que pudieron retomar la normalidad en su vida de pareja, no podían quitarse las manos de encima, justo como esa noche en la que Sesshōmaru la estaba penetrando por detrás sintiendo la calidez y suave espalda de Rin en su torso desnudo. Ni siquiera se dieron el tiempo de desvestirse adecuadamente, tanta era su necesidad el uno del otro que bastaba con que el peliplata sacará su erección e hiciera a un lado las bragas de su mujer para penetrarla hasta dejarla llena de su espesa simiente.

-¿Te gusta?- la voz ronca del peliplata en su oído solo lograba erizar la piel de todo el cuerpo a su mujer que no paraba de mover sus caderas acompasadamente a las de su hombre.
-Me encanta... no pares, amor- Sesshōmaru estrujaba sus senos sobre la tela de su camisón con una de sus manos y con la otra estimulaba el clítoris de la castaña. Quería que se viniera, que lo empapara y que su semen se mezclara con sus deliciosos fluidos.

Así habían sido todas las noches para esos dos, apenas y lograban dormir a las mellizas, los dos se entregaban sin restricciones en cualquier lugar de la habitación. Les cohibía un poco que las niñas estuvieran ahí, pero les avergonzaba más tener que pedirle a Emma que se las llevara cada vez que ellos estaban calientes, y eso era bastante seguido. Lo único que hacían era asegurarse de que Towa y Setsuna estuvieran bien dormidas para después darle rienda suelta a su lujuria; era increíble para ella lo excitada que estaba siempre y tenía la suerte de que Sesshōmaru la complaciera cada vez que ella quería, sobre todo en plena madrugada cuando se despertaba con un incendio entre las piernas y lo despertaba para que fuera él quien se lo apagará, a veces ni siquiera le daba tiempo de abrir los ojos, la castaña simplemente se montaba en él y comenzaba a cabalgarlo hasta que entonces Sesshōmaru tomaba el control y se la follaba dejándola increíblemente satisfecha.

Todos en el hotel se daban cuenta que la joven pareja estaba mejor que nunca, sus coqueteos y atenciones mutuas no pasaban desapercibidas para nadie, y no a todos les alegraba, había quienes se retorcía en su propia miseria al ver cómo se comportaba Sesshōmaru con su mujer e hijas, no había nada que no les diera, sobre todo a la castaña a la quien procuraba de mio maneras.

Por otro lado, Jaken había regresado al hotel, apenas y Rin lo vio intentó interrogarlo...
-¡¿Por qué no me dijo que se iría, Jaken-sama?!- le preguntó fingiendo indignación.
-Porque fue un viaje de imprevisto, necesitaban a Sesshōmaru-sama en la empresa y obviamente él se negó a ir, así que me mandó a mí- dijo.
-¡Mentiroso!...- acusó la castaña -Sesshōmaru me dijo que había ido porque Naraku y Nina descubrieron algo sobre Azami- Jaken se sorprendió, no podía creer que su querido amo le contara sobre eso a Rin, se suponía que no quería preocuparla.
-Bueno, chamaca, si ya lo sabes entonces para qué me preguntas- el hombrecillo quería cortar de inmediato con el tema, estaba dispuesto a retirarse después de haber ido a saludar a las niñas.
-¿A dónde va?, no hemos terminado de hablar- la castaña intentaba verse firme con sus brazos cruzados y el ceño fruncido -¿Qué averiguaron?- cuestionó.
-Mira, Rin, creo que eso se lo deberías preguntar a Sesshōmaru-sama, si él quiere contarte pues ya es cosa suya, yo no puedo hacerlo, así que, con tu permiso me retiro- Rin se sintió ofendida en un principio, pero sabía que probablemente el peliplata le prohibió a Jaken a contarle la verdad, así que tendría que preguntarle directamente a él.

Un seductor enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora