Felicidad opacada

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Capítulo 15

Rin

Kag había llegado un poco antes de lo que me había dicho, tuve que fingir que  todo estaba bien porque lo que menos quería era que ella pensara que la discusión con Sesshōmaru era por su causa. Como siempre, Kagome volvía feliz pero al mismo tiempo con un dejo de tristeza por estar en un sitio que parecía pertenecer a otra mujer.

—¿Qué te pareció tu suegra?— interrogó mientras servía la pizza y las frituras que había llevado.
—Estaba muy nerviosa y Sesshōmaru no estuvo de acuerdo hasta el final pero, la verdad es que la señora Irasue me trató bien, lo que sí te puedo decir es que es peor de fría que su hijo, que por cierto, no se llevan nada bien, lo he visto tratar mejor a la madre de Inuyasha, eso sí, la señora es guapísima y súper elegante— por un momento recordé lo bien que la habíamos pasado en la casa de campo antes de regresar a la ciudad y, eso me hizo sentir triste pero no me permití mostrarlo —¿Y a ti cómo te fue?—
—Bien, como siempre, aunque esta vez Inuyasha estaba un poco raro, tal vez porque se la pasó trabajando en los planos de un proyecto que le asignaron— se encogió de hombros mientras se servía una rebanada de pizza.

No quería arruinar nuestra noche, creo que ella tampoco, por eso preferimos no mencionar nada más sobre los hermanos Taishō y poner atención en la película de terror que elegimos.
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Sesshōmaru

Los brazos de Sara estaban alrededor de mi cuello, sus labios dispuestos tan cerca a los míos y de pronto, la vi, la sonrisa de Rin observando el jardín de la casa de mi madre y, sus labios, los únicos labios que quiero besar. Reaccioné a tiempo antes de cometer la peor estupidez de mi vida ¿De verdad Sara pensaba que caería tan fácilmente? Tomé sus brazos sin lastimarla alejándola de mí.

—Lo siento pero no haré esto— la empuje sin mucha fuerza —dile a tu chofer que detenga el auto—
—¿Por qué Sesshōmaru? ¿Es por esa estúpida?— tenía una mueca de desagrado en el rostro.
—Te suplico que no te refieras a mi mujer de esa manera, ahora dile que detenga el auto—
—¿Tu mujer?— había comenzado a llorar mientras bajaba la ventanilla para darle la orden al hombre que conducía. —No puedo creerlo Sesshōmaru—
—¿Qué es lo que no puedes creer?— miré por la ventana de mi lado cómo el vehículo se detenía de a poco.
—Qué te hayas dejado enredar por una tipa como esa, has caído muy bajo—
—Si hubiera caído bajo como dices, a esta hora estaríamos en la cama de un hotel— no dije nada más, la mire por última vez y salí del auto.

Y ahora sí que me sentía un idiota, había tenido un fin de semana estupendo con Rin pero lo arruiné en unos minutos. Llamé a Jaken para que me recogiera, no estaba lejos de mi apartamento así que no tardó más de diez minutos en aparecer.

Cuando llegué y abrí la puerta su aroma me golpeó las fosas nasales, desde hacía días que su perfume se había quedado mezclado en cada rincón del lugar, sobre todo en mi recamara; desde la primera vez que estuvo aquí conmigo se había dejado olvidada una banda aterciopelado que utilizó en su cabello, olía a ella y decidí guardarla para mí, su aroma seguía persistente en el trozo de tela. Me quite la ropa lanzándola al suelo, abrí la regadera y no me preocupo la temperatura, entre dejando que el agua fría aclarara mi mente.

Salí casi enseguida y, después de secarme el cuerpo y el cabello, me puse el bóxer y me metí a la cama, con dolor de cabeza, extrañándola, con ganas de salir corriendo y verla, disculparme y besarla; estaba tentado en llamarla pero seguramente no me contestaría, estaba muy enojada, jamás imaginé que esa tierna y amorosa mujer tuviera ese carácter pero, me gusta.
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Un seductor enamoradoWhere stories live. Discover now