De vuelta

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Capítulo 65

Rin

Me siento feliz, toda la angustia que había sentido se disipó al saber que estaba a unas cuantas horas del regreso de Sesshōmaru; las cosas serían un poco diferentes pues Irasue-sama vendría con él y Jaken-sama.

Por suerte, Nina consiguió que los tres estuvieran aquí mucho antes de lo previsto; los esperaba después de las once de la noche, pero gracias a que consiguió lugares disponibles para más temprano estarían aquí a más tardar a las siete y treinta; estaban a menos de una hora de llegar.
Quería recibirlos lo mejor posible, sobre todo por la madre de Sessh, seguramente va a quedarse en una de las mejores habitaciones del hotel por lo que le pedí a Emma que me ayudara a tenerlo listo.
No sabía muy bien los gustos de Irasue-sama, pero supongo que todo debe verse cómodo, elegante y sobre todo pulcro.

—Me gustaría poner un jarrón con flores sobre el desayunador y otros más repartidos por la habitación—      uno de los jardineros me obsequió algunas margaritas de distintos colores.
—Se ven preciosas, señora, estoy segura de que a su suegra van a gustarle—      antes de poder responder, escuchamos que alguien había entrado a la habitación.
—¿Qué hacen aquí?—        era Lyna la que había entrado, como siempre no tenía buena cara.
—La señora y yo estamos alistando la habitación para cuándo llegue Yōkai-sama—     le respondió Emma, se había puesto tensa.
—La habitación de la señora siempre la preparo yo…—       Lyna recorrió con la vista toda la pieza, incluso la cama       —flores…—       dijo con sarcasmo       —Yōkai-sama odia las flores dentro de la habitación. Saca todas las flores de aquí Emma, ¡vamos!—        le ordenó chasqueando los dedos.

Emma me miraba apenada, después miraba a Lyna y luego regresaba a mi.

—Rin-sama ha puesto las flores con mucho cariño para su suegra, no puedo quitarlas—       intentando ignorarla, Emma dio media vuelta y continuó sacudiendo los demás muebles de la habitación.
—¡¿Pero qué te has creído?! ¡¿a caso quieres que te corra?! ¡qué no se te olvide que tienes que acatar mismordenes, saca esas flores inmediatamente!—        la mujer comenzaba a alterarse, no iba a permitirlo, no consentiría que amedrente a nadie de esa manera.
—¿Quién se ha creído usted para tratar así a las personas?...—        Lyna se sorprendió al escucharme tan enojada      —¡No voy a permitirle que le hable así ni a Emma ni a nadie! ¡las flores se quedan porque yo quiero que se queden! ¿entendido?—       siempre me ha molestado ver a todas esas personas con poder o dinero tratar mal a los demás, sobre todo a quienes están a su servicio, pero está vez mi molestia es justificada, la mujer frente a mi me mira de manera retadora, se atreve a tratar mal a Emma, una chica dulce y trabajadora que no lo merece.
—¡Usted no es nadie para hablarme así!…—      me dijo de manera altanera       —podrá ser la prometida del Taishō-sama, pero aún no es su esposa, por lo tanto, no tiene ningún derecho de hacer lo que se le plazca, los señores me dejaron a cargo del hotel, yo soy quien decide cómo deben hacerse las cosas porque me gané ese derecho, así que, ella o cualquier otro empleado tiene que hacer lo que yo le digo, usted mejor regrese a su habitación, no sea que tengan que llevarla al hospital nuevamente, con lo débil que ha resultado…—       me considero una persona difícil de sacar de quicio, nunca he tenido este tipo de problemas con nadie, sé que siempre hay una primera vez, y por increíble que parezca no quiero que sea así. No considero a Lyna una mala persona y de cierta manera entiendo que nuestra llegada le ha provocado miedo al perder el poder que los padres de Sesshōmaru le dieron, sin embargo la manera en la que se expresa y se relaciona con los demás no me agrada.
—¡Lyna, no le hable así a la señora!—        Emma también se notaba sobresaltada.

Las cosas estaban yendo a otro nivel y para empeorar las cosas, otra chica entró a la habitación buscando a Lyna…
—La he estado buscando, ¿qué hago con las cosas que saqué del horno?—     Emma y yo nos miramos sorprendidas; unas horas antes, le había pedido que me enseñará a preparar la tarta que hizo para mí cuando salí del hospital, quería sorprender a Sesshōmaru y por supuesto a Irasue-sama.
—Pues tirarla, esas cosas no le gustan a la señora—         no tengo experiencia a enfrentarme con situaciones como esta, no sé cómo lidiar con algo así, por eso las ganas de llorar se vuelven incontrolables, un nudo se ha formado en mi garganta.

Un seductor enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora