Capítulo 28.

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_____ bajó la cabeza. Era evidente que se refería a Eleni Kiriakos. Él tenía entonces dieciocho años, recordó _____. Pero le dolía de todos modos saber que otra mujer había sido capaz de despertar en Justin un sentimiento tan intenso. Y se imaginó que si Eleni no hubiese estado tan preocupada por sus estudios, Justin hubiese seguido enamorado de ella.

— Me estabas contando como te sentías... —le recordó Justin.

—Era tan inocente... Al principio pensé que tú sentías lo mismo. Tú solo estabas ligando conmigo, pero yo no tenía experiencia, y no me di cuenta —dijo ella con amargura— Así que puedes echarme la culpa por lo que hizo Max. Si no me hubiese enamorado de ti y lo hubiese demostrado tan claramente, tal vez él no hubiese pensado nunca en chantajearme...

—No fue culpa tuya, sé que te eché las culpas en el banco, pero dije lo que primero que se me ocurrió. Tú no tenías la culpa, pero eras la hija de Max, y la presión con la que había vivido hasta su muerte combinada con el descubrimiento de la caja que no contenía lo que yo buscaba, me hicieron perder la cabeza. Tal vez sea un poco tarde, pero lamento el modo en que te enteraste de los tratos de tu padre.
_____ estaba extrañada de que no hubiesen llegado ya a la casa de su madre. Por lo que había dado a entender Justin, no era muy lejos. Pero luego pensó que tal vez no quería que conociera a su familia en un momento de tensión como ése que atravesaban: prefería guardar las apariencias.

—Creo que es importante que seamos sinceros el uno con el otro. Me has dicho que tú me amabas al principio de nuestro matrimonio... ¿Cuándo dejaste de amarme? —preguntó él bajando la mirada.

—Simplemente te excluí de mi vida. No recuerdo cuándo.

—¿Entonces por qué seguiste conmigo?

—Mi padre estaba tan orgulloso de mi boda contigo, que también quería ganarme tu amor.
Justin suspiró profundamente.

—Mira, de todos modos no pretendo que te sientas mal por ello. Tuviste la mala suerte de dar conmigo, y que yo estuviera como estaba contigo. Max nunca me hizo caso, y luego tú tampoco. No fue un trato ventajoso. Pero era algo a lo que estaba acostumbrada, a que me organizaran la vida.

—Pero te hice daño. Debo haberte hecho mucho daño continuamente —la voz de Justin sonaba severa.

—Si no tienes grandes aspiraciones y el suficiente respeto por ti misma, aceptas que te hieran, porque en cierto modo crees que tu lo has provocado. Y yo lo provoqué.

—Tú no provocaste ni el diez por ciento de todo lo que yo te he hechopasar.
_____ dejó de mirar a la nada y fijó los ojos en Justin. Se pasaba nerviosamente los dedos por el pelo, y estaba pálido.

—¿Por qué te tienes que sentir culpable? —preguntó ella confundida— Nosotros no estábamos casados realmente.

—Pero ahora sí lo estamos. Tienes el vaso vacío. Déjame que te sirva otro trago —dijo él.
_____ se sentía un poco mareada. Si no hubiese sido porque estaba bebiendo zumo de naranja, habría jurado que estaba afectada por el alcohol.

—¿Hemos pasado por esta calle antes? —preguntó ella viendo una iglesia que resultaba familiar.

—Tal vez Giorgio esté tratando de encontrar un atajo —dijo Justin.

—Me da la sensación de llevar toda una vida metido en este coche.

—Las conversaciones importantes pueden tener ese efecto.

—Pensé que eran indignas de ti.

—No, cuando mi matrimonio está en juego.
_____ no podía creer lo que oía. No era el tipo de afirmación que pudiera hacer Justin. Bebió nuevamente el zumo.

—¿Sabes? Eres magnífico...  —murmuró _____ como si hablase sola, y era verdad, no había más que verlo tan alto, moreno.
Justin se sentó más cerca y le tomó la mano.

—Quiero que me perdones por mi actitud de ayer.
_____ sentía que Justin le estaba diciendo lo que ella quería oír. Y había algo que le decía que no era sincero. "Mi matrimonio está en juego". No podía ser.
De pronto se dio cuenta de que hasta que el certificado no apareciera, Justin querría seguir casado con ella. El día antes, ella, por primera vez, se había enfrentado a Justin. Y tal vez él temiera que _____ estuviera dispuesta a separarse sin medir las consecuencias para su familia y para él mismo.

—No debes decir eso. En realidad yo fui un poco insensible.

—No, fui yo el insensible.

—Pero yo...

—Fue culpa mía —la volvía a interrumpir, un poco irritado.

—Pero yo debí...

—No quiero oír una palabra más —dijo él con una sonrisa increíblemente atractiva.
Pero _____ notaba el enojo que él apenas podía reprimir y que tensaba la atmósfera.

—Justin... No voy a dejarte otra vez —le dijo ella, sintiéndose culpable por el hecho de que él se viese obligado a frenar sus supuestos impulsos a marcharse de su lado— Sé que no puedo, a no ser que encuentre ese certificado.

—Imposible —dijo él, cortante.

—Pero tú me dejarías ir inmediatamente si apareciera.

—Yo no diría eso.

—¿Abrirías una botella de champaña y bailarás, entonces?

—No digas tonterías.
Justin sostuvo el vaso que ella estuvo a punto de tirar, y luego lo dejó a un lado.

—¿Es ésa la misma iglesia de antes? ¿No estará perdido Giorgio?
Justin descolgó el teléfono y le dijo algo al chofer.
_____ movió los hombros y se quitó los zapatos.
Luego se preguntó por qué había hecho algo así. Y la verdad era que se sentía muy relajada, y a la vez excitada. 

Un matrimonio diferente.Where stories live. Discover now