Capítulo 19.

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Rodaron por la cama, y él le quitó la camiseta, dejando al descubierto sus senos, que al rozar el vello del pecho de Justin le hicieron articular un gemido salvaje. Un segundo después, ella estaba echada de espaldas nuevamente, y las manos de él acariciaban las tiernas colinas que había descubierto un momento antes.
Ella cerró los ojos. Le faltaba el aliento, y la había abandonado totalmente su parte racional. La boca de Justin por fin alcanzó los pezones, y ella se arqueó de placer, con una ferocidad que jamás había conocido antes. Su corazón galopaba. Justin la acariciaba con la lengua y con los dientes, atormentándola con el placer de su boca en los pezones, que ya se habían erguido para él.
Entonces ella dirigió sus propios dedos a la cabellera de Justin, y gimió por la oleada de sensaciones que la invadía.

—Eres mía. —dijo él en un gemido, de manera que ella apenas se dio cuenta que hablaba en inglés.
De todos modos ella no lo estaba escuchando atentamente. Entonces _____ alzó la cabeza y tocó la boca sensual de él con sus labios, y luego, de manera más descarada, con la punta de su lengua, imitó inconscientemente lo que él acababa de enseñarle. Justin se estremeció y aceptó la invitación, reaccionando con una pasión que la desbordó. Los brazos de él la apretaron tan fuerte, que apenas podía respirar.
Rodaron nuevamente, envueltos e una excitación que ninguno de los dos podía controlar.
_____ oyó el desgarro de la voz de Justin. Ella estaba perdida totalmente en la ola de calor y la fragancia de su cuerpo. Él estaba tan excitado, que su fragancia era como un afrodisíaco que le ponía la piel de gallina. Cada parte de su cuerpo musculoso en contacto con la piel de _____ la volvía loca de placer. Cada caricia era una incitación a más.
Sus pechos se habían vuelto increíblemente sensibles de pronto, y él jugaba con ella con la maestría erótica que lo caracterizaba. Justin jugó también con los rizos de su pubis, y se adentró en el corazón de su feminidad arrancándole un gemido de placer.
Ella no podía quedarse quieta; no dominaba sus miembros. La ola de deseo se había apoderado de ella. Sus caderas se movían con un ritmo que acababa de descubrir. Una sensación de placer casi intolerable iba creciéndole, hasta que por fin la obligó a pronunciar el nombre de él una y otra vez.
Justin dijo algo en griego y gimió contra su boca roja e hinchada de ella. —No puedo esperar—
Entonces él entró donde ella más lo deseaba. Le subió las piernas con impaciencia, deslizándose por la tierna bienvenida que ella dispensaba gracias a los preparativos de él. Abrió los ojos grandes, sus ojos azules, intensos de pasión. Podía sentirlo, tan caliente, como suave y duro a la vez y por momentos tan amenazadoramente masculino. Ella buscó los rasgos tensos de la cara de Justin, y por un momento vio en él tal expresión de vulnerabilidad, que su corazón dio un respingo. Y entonces le deseó tanto que casi le dolió.
Él entró en ella lentamente, suavemente, con un gemido ahogado por momentos. Ella sintió un leve dolor, que se le olvidó en medio de una tormenta de desenfrenada pasión que la derritió por completo. Cada vez sentía más, e iba en busca de una nueva satisfacción. Él se movió más rápido. Ella lo abrazó. El corazón de _____ bombeaba cada vez más rápido, y entonces ocurrió una explosión de calor y placer que la transportó, dejando su mente en blanco.
S'agapo... s'agapo. —dijo Justin penetrando en ella violentamente, luego su cuerpo entero tembló, con espasmos de placer, con toda la fuerza de quien por fin se deja arrastrar.
_____ aún no había vuelto a la tierra, seguía flotando en su propio placer. Se pegó a él, oliendo su fragancia, presionando sus labios sobre los morenos hombros de él. Se fue la luz. Y un silencio cayó sobre los dos. _____ estaba exhausta, y pasó de la irrealidad al sueño, con el cuerpo extendió encima de Justin.

Un matrimonio diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora