Capítulo 26

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Lía quiso verme una semana más tarde y no preguntó si se podía. Todos esos días había estado ayudando a Colec, cuidando de los críos, así como hacerles compañía e hice por que el sujeto no se moviera más de la cuenta y el permiso para salir ni siquiera lo tuve que pedir. En fin, la chica insistió en que visitáramos una plaza, pues quería comprar un vestido para un evento.

Según entendí de todo lo que me contó en el camino, el día que la acompañé a aquella tienda, fue a revisar la prenda que había encargado, solo que en realidad no le convenció del todo y prefirió ir a buscar a otro lado. Me preguntó si a mí me había gustado el color, modelo, corte y eso... Recuerdo todo de ese día, menos cómo era el vestido.

Entramos a distintas tiendas y en ninguna obtuvo algo, a pesar de observar con detenimiento cada prenda. La falta de aglomeraciones es lo que me está manteniendo serena, de lo contrario, ya me habría ido sin importarme nada.

Merodeé cerca de uno de los maniquíes, esperando a que Lía saliera del probador después de haberse llevado una pila de ropa, por la que, presiento, va a demorar un rato.

Me detuve delante de un vestido azul, de tela barata, no obstante, en extremo similar al que utilicé el día en que me presentaron como parte de la familia De'Ath. Es prácticamente el mismo.

—¿Esto es de Aurora Ripoll? —pregunté a una de las empleadas, la que me estaba siguiendo. La señora echó un vistazo a la prenda.

Non —respondió con seguridad. Quizá no me entendió, e igual el nombre que mencioné debió decirle algo.

Eché un vistazo alrededor. Hay más modelos similares a los que vi en el catálogo que Michelle le dio a Marina y Olive, así como los que vi en la boutique de Aurora.

—¿Encontraste algo que te gustara? —inquirió Lía, recién saliendo.

—Para nada... —me giré hacia ella, entonces vi el vestido que llevaba encima.

Es rosado y deja sus hombros al descubierto, así como una gran parte de su espalda. Si vuelve a preguntarme, esta vez tengo que memorizarlo.

—¿Te gusta? —preguntó levantándolo más, dejando ver un poco más de sus piernas, ya que de por sí apenas le llegaba a las rodillas.

—Claro —respondí sin interés y me dirigí a otra sección.

Esta niña está jugando conmigo.

Terminó por decidirse por el vestido rosa. No sé a cuánto ascendía el costo, e igual vi que agotó el efectivo de su billetera.

Posterior a que la chica al fin consiguiera lo que quería, fuimos directo a su domicilio. Me aseguró que su madre está trabajando y no había posibilidades de que me encontrara con ella.

El interior de su vivienda es más elegante de lo que pensé. No es que Colec sea desordenado, yo lo soy más que él, pero es evidente que aquí no vive ningún chico. Por otro lado, creo que es una casa demasiado grande como para dos personas.

Miré hacia uno de los sofás y en el brazo de este se encontraba el gato que ya antes había visto. El felino me observaba con cautela e intentó alcanzarme con una mano.

—¡No! No —Lía se acercó—. No hagas eso —lo cargó en brazos—. Voy a dejarla arriba, no tardo —me anunció y subió con el animal.

Es hembra. Desde luego.

En lo que la chica regresaba, curioseé en las fotografías, las pocas que había, y en todas salía ella con su madre. No hay rastros de un padre.

Veo que frente a la televisión puesta sobre una mesa hay una caja empaquetada proveniente de una mueblería. El televisor no está conectado, no hay teléfono y las ventanas están limpias solo por dentro.

[4] CCC_Viraha | TERMINADA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora