19|Miedo

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ARIADNNE WILLSON

Despertar con Aiden Leikers a mi lado, en una misma habitación y compartiendo la misma cama se estaba haciendo costumbre. No solo era el hecho de que me estaba enamorando profundamente de él, sino que me sentía tan bien con su brazo rodeando mi cintura. Su torso estaba boca abajo como si quisiera asegurarse de que no escaparía. Su mejilla del lado derecho apuntaba hacia mi dirección dejándome apreciarlo mejor mientras dormía, su cabello era un desastre y sus perfectos labios parecían hidratados incluso en un estado de inconsciencia.

Mientras detallaba el arco de su ceja y me concentraba en esas perfectas y largas pestañas, Aiden dejó salir un gruñido gracioso mientras refregaba su rostro contra la almohada, como si quisiera meterse dentro o algo así, eso me robó una risa espontanea, a veces él era irresistible sin intentarlo. Un escalofrió me recorrió de pies a cabeza cuándo su mano se deslizó suavemente por mi abdomen involuntariamente. El espasmo que sufrió mi cuerpo lo hizo abrir rápidamente los ojos, los cuales se posaron en mí y en mis mejillas encendidas.

Su expresión de sorpresa no duró más de tres segundos, sabía cómo me hacía sentir y él disfrutaba eso. Sabía que era el único chico capaz de ponerme nerviosa sin mover un solo músculo, pero también sabía que era el único chico por el cual había dejado atrás esas enormes barreras que intenté construir con todas mis fuerzas. Relamió sus labios y me regaló una sonrisa adornada de esos dientes rectos.

—Buenos días, hermosa—Murmuró adormilado.

—Buenos días—, contesté poniéndome de lado para observarlo mejor— ¿Te parece divertido despertarme con tus ronquidos?

Frunció el ceño.

—Yo no ronco—. Discutió.

—Si lo haces, por eso me desperté—, Recargué mi peso en uno de mis codos y con mi mano libre moví varios mechones de su frente.

—Preciosa, en estado de inconsciencia uno hace cosas poco atractivas, deberías dejar de mirarme—. Soltó 

Solté una risa. Aiden no roncaba, era una piedra mientras dormía, me sorprendía lo mucho que podía dormir sin emitir sonido o movimiento alguno. Pero hacerle perder los estribos tan temprano era una buena manera de empezar el día. En cambió yo, yo solía moverme de lado a otro e incluso patear en algunas ocasiones.

—Oh no, creeme que es divertido ver como tu boca se abre y la saliva cae sobre la almohada—. Sonreí. Su ceño se frunció más y se levantó de golpe para observar la almohada.

Solté una carcajada ante su reacción, si algo era cierto, era que odiaba verse mal incluso dormido. No podía soportar la idea de que alguien lo viera dormir tan profundamente, los primeros días que comencé a quedarme, Aiden solía darme un poco la espalda para que su rostro diera contra la pared y no contra el mío. Pero después eso cambio y ahora se mostraba tal cual.

Comenzó a palpar rápidamente la almohada, justo en el lugar dónde había estado su rostro, estaba buscando señales de su saliva en la tela.

—Era una broma—, Mofé mirándolo fijamente.

Sus cejas se tiraron para arriba y de un brinco se levantó de la cama. Caminó sin decirme una sola palabra hasta el baño y cerró la puerta detrás de él. La paciencia no era lo mejor de él y yo solía gastarle bromas todo el tiempo, obviamente jamás lo hacía enojar del todo y nunca se mostraba molesto conmigo, pero si alzaba sus cejas o fruncía el ceño ante mis diminutas e inofensivas bromas.

Di varias vueltas en la enorme cama ya que Aiden estaba bañándose, la cama era realmente demasiado cómoda y grande, entonces me permitía recorrerla girando como una niña pequeña de una punta a la otra.

DULCE TENTACIÓN © [+18]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon