CAPITULO 26

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Capítulo 26

AIDEN LEIKERS

—Ni se te ocurra hacer eso, es una completa estupidez—. Las manos de Chris se aferraron con fuerza al cuello de mi camisa—. No es una buena solución, además está todo calculado. No se va a enterar.

Por supuesto, decirle a Chris que su ex novia me serviría como distracción perfecta para que Ariadnne no se enterara de absolutamente nada, no fue una de mis mejores ideas. Él se encargó de darme miles de soluciones, se negó por completo y se decidió por una cosa:

—Podemos silenciar las historias—. Sus manos me soltaron—. No las verá, yo puedo decirles a los chicos que lo hagan. Ninguno tendrá problema.

—Christian, no. —. Alisé la parte arrugada con ambas manos—. Eso es estúpido.

Lo era, era demasiado estúpido. La vería de todas formas, una fiesta como esa no se pasaba por alto para nadie. Y sin mencionar que la mitad de la ciudad ya estaba enterada. Estaba tranquilo por Ariadnne ya que desde que Chris y Gia habían roto con su relación, ninguna de las dos salían de fiesta ni buscaban una.

—Estúpido es intentar que su mejor amiga le oculte algo—. Repuso. Una de sus cejas se alzó y sus brazos se enredaron sobre su pecho—. Eso me suena a estupidez.

Solté todo el aire que estuve conteniendo y me digné a girarme para irme del lugar de una vez por todas. Habíamos terminado con todo, estaba listo. Solo quedaba la dulce espera del día siguiente. Era algo que me hacía estremecer, amaba con locura todo esto y por nada del mundo podía perder o arruinarlo.

— ¡Esperame! — Chilló desde lejos. Sus pasos se hicieron más fuertes hasta que logró seguirme el paso—. Mañana es el día. ¿Cómo te sientes?

Una sonrisa se dibujó en mis labios. ¿Cómo me sentía? Increíblemente bien, hacía tiempo deseaba una carrera y fiesta como esa. El tiempo había pasado y no me sentía yo, no sentía esa adrenalina corriendo por mis venas cada que pisaba el acelerador y deseaba con todo mí ser, hacerlo nuevamente.

—Demasiado bien. —Contesté en un tono juguetón, le di un pequeño empujón con mi hombro y continuamos caminando—. ¿Tú?

Él sonrió complaciente y tomó aire para contestar, pero una vibración en mi bolsillo me hizo esquivar toda mi atención de él. Saqué mi móvil y lo encendí, era un mensaje nuevo, deslicé mi dedo sobre la pantalla para poder leerlo sin abrirlo y me encontré con un mensaje que decía:

"Mañana es el gran día. ¿Estás listo, Aidy?"

Una sonrisa se dibujó involuntariamente en mis labios apenas leí ese apodo absurdo, nunca me había gustado, pero Madeleine insistía en llamarme así, por ende terminé acostumbrándome. Madeleine era muy diferente a Ariadnne. Ella no era tan complicada, solía ser demasiado despreocupada con las cosas que sucedieran a su alrededor. Sabía que mi mundo eran las carreras y no se empeñaba en cambiarlo, porque ella era igual a mí.

Compartíamos ese amor por esa adrenalina y por el peligro que nos rodeaba. Nada nos preocupaba. Éramos un dúo fuerte para todo.

Ariadnne, por otro lado.

Ella si era complicada, no lograba entenderla al cien por cien, y eso me fascinaba. Siempre que creía saberlo todo, ella me sacaba del error con algo completamente distinto. Me volvía loco de una manera inexplicable, no podía dejar de pensar un día en ella. Pero ella, a diferencia de Madeleine. No pertenecía a mi mundo, no era capaz de entenderme, porque ella simplemente no era de allí. Y tampoco quería que así fuera, me gustaba la idea de tenerla a ella fuera de todo eso.

— ¡Oye! ¿Me estás escuchando? —Un manotazo suave en mi brazo me hizo reaccionar.

—No. Perdón. —. Miré unos segundos más el mensaje, apagué el móvil y lo guardé.

DULCE TENTACIÓN © [+18]Where stories live. Discover now