CAPITULO 25

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CAPITULO 25

El silencio siempre fue señal de paz, tranquilidad, y cosas buenas dónde suelo relajarme, pero ahora... el silencio parecía tener una sola tarea: Torturarme. David encendió el auto y luego de ponernos en marcha se encargó de que fuera un viaje realmente silencioso. Gia no mencionó ni una sola palabra desde que subí al auto y eso era raro, ya que solía abrir su boca todo el tiempo.

Me pegué a la ventanilla derecha y dejé que mi cabeza se relajara en el cristal, no podía ver mucho hacía afuera gracias a la oscuridad que viajaba con nosotros, pero sí sabía que no había luz por esos lugares, entonces supuse que estábamos yendo a un lugar algo apartado para recibir las "noticias" o las verdades que me demostrarían quien era realmente "Aiden Leikers"

El auto se movió con delicadeza mientras David buscaba un lugar para detenerse.

—Oye, detente aquí. Caminaremos—. La voz algo reseca de Gia hizo que todo mi ser se despertara de golpe. Ella se quitó el cinturón de seguridad y se reacomodó en el asiento.

—Bien. —Respondió David sin una gota de emoción.

— ¿Dónde estamos? —Pregunté, extrañada. Gia giró un poco su cabeza hacia mí y sus ojos me sonrieron de manera maliciosa.

—Creo que te gustara lo que vas a ver.

—Baja, Muñeca. —Resopló David mientras me observaba por el diminuto espejo retrovisor.

Sin decir una sola palabra más, bajé. Inmediatamente la brisa helada se paseó por mi piel, mi cabello se movió de lado a otro y mis ojos comenzaban a secarse, por ende, tuve que entrecerrarlos para que no me ardieran. Esperé pacientemente fuera del auto a que los demás bajaran, y cuando lo hicieron pude sentir un leve escalofrío recorrerme de pies a cabeza.

No sabía que era lo que querían que viera, no sabía en dónde estaba y lo único que quería era volver a mi casa, pero de todos modos me mantuve con la mente abierta. David dio unos pasos por delante dejándonos atrás. Gia se enganchó de mi brazo y me dedicó una mirada de... ¿Lastima? No lo sabía, pero era la misma mirada que me había dado aquel dia de instituto justo después de enterarse que Nick era una completa basura.

— ¿Vas a decirme que sucede? —Mascullé solo para nosotras dos. Ella despegó sus ojos de los míos y mordió su labio inferior.

—Prefiero que lo veas, Ariadnne—. Su brazo me abandonó y caminó hacía David que no estaba muy alejado de nosotras.

La oscuridad recaía sobre nosotros y mi visión no era la mejor de todas como para lograr distinguir algo, no había ni una sola luz, y el lugar parecía ser increíblemente grande. Pensé que me había perdido cuando dejé de escuchar los murmullos de Gia y David. Pero no fue así, al contrario. Todo se aclaró. Literalmente.

Unas luces cegadoras de color blanco comenzaron a encenderse una a una a lo largo de lo que parecía ser...una línea. Era un descampado, no más que eso. Pero era distinto a todos los descampados que pude haberme imaginado. La hierba alta bailaba al compás del viento, noté como una pared de neumáticos se apilaban entre si mientras formaban un laberinto intrigante.

Era increíblemente espacioso, nadie podría oír absolutamente nada de lo que sucediese allí. David bajó las escaleras de una casita blanca. Gia estaba solo a unos pasos de mí, sus brazos cruzados sobre su pecho y su ceño estaba completamente fruncido. David se acercó lo suficiente como para que me diera cuenta de aquel color tan similar que se asentaba en su parpado derecho. 

Era un golpe. Uno bien dado y calculado.

—Necesitas una explicación, Muñeca—. Sonrió de manera complaciente. Estiró su mano había mi para que la tomara y humedeció sus rosáceos labios.

DULCE TENTACIÓN © [+18]Where stories live. Discover now