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Habían pasado al menos cuatro meses desde que la pareja se había separado. Rérica no había vuelto a saber nada de Rubén desde aquel entonces. Lo único que dejó saber mediante su hermano Erick, era que la casa que ambos alquilaban, consiguió comprarla después de convencer a los dueños, Rubén, la colocó a nombre de Rérica, ya que originalmente era un obsequio que le daría aquella vez en la cena de compromiso.

Su hermano recogio las pertenencias que tenía Rubén en esa casa. Rérica se sentía sola, su corazón estaba nuevamente roto.
Durante los fines de semana, después de la jornada laboral, pprefería pasar todo el día dentro de casa, se sentaba en la sala a leer, o simplemente escuchar algo de música. Trataba de no recaer en sus viejos hábitos, pero sabía que era inútil.

Sus amigos empezaban a notar que se distanciaba cada vez más de ellos, al igual de su familia. No podían evitar estar preocupados por ella.

Javier estaba enojado con Rubén por el hecho de burlarse de su hermana. En una visita a la mansión Rocaluz, lo vió y lo encaró, solamente el otro optó por ignorarle, menos mal que Erick apareció  por los pasillos y logró evitar que se tornará a golpes. Entendía a su novio, a nadie le gustaría que alguien de su familia estuviera sufriendo, pero Erick trató de entender porque Rubén tomó una decisión como esa tan repentina, a caso no era mejor haber hecho las cosas de otra mejor manera posible.

¡Rubén! Necesitamos hablar...—dijo molesto su hermano menor.

—Sabes estoy ocupado...

—No, no estás ocupado, acabas de llegar del cuartel, ya no estás en horario laboral, así que aplasta tu trasero en el escritorio y hablemos.

—¡Crees que no estoy cansado, mierda!—dijo algo fastidiado.

—Hoy fuí por tus cosas a casa de Rérica e hice lo que me pediste, al menos deberías de agradecerme...

—Gracias Erick—dijo con seriedad.

—¿Es todo lo que vas a decir? ¿No quieres saber como esta ella? Después de estos meses—su hermano mayor seguía en silencio. —Aún así te lo diré, ella no esta bien, se ve muy mal... sabes yo te admiraba mucho, siempre pensé que mi hermano mayor era genial, que sabías como arreglar cualquier problema... pero  ya vi que no eres capaz de darle la cara a ella y hablar las cosas, optaste por sacarla repentinamente de tu vida y sin darle una explicación.

—¡También tengo mis problemas carajo! Tengo una hija, no sabía que tenía una, hasta hace un año... hago esto por Miri—dijo mientras tomaba su cabeza, tratando de mitigar su enojó

—¿Y porque Marina te lo ocultó todos estos años y de repente apareció con la niña?  Pasó mucho tiempo desde que saliste con ella,  ¿Muy extraño que no pudieran casarse?

— No nos casamos porque discutíamos mucho, no logramos hacer que funcione la relación y descubrí que me era infiel con su mejor amigo, yo  también estaba ocupado con mis estudios y preparándome en el militar, después de un par de años que salí del militar, nos topamos en un bar y simplemente fue en una noche copas hace 5 años y nació Mireya... pero Marina me lo ocultó, no se lo perdonaré, hago esto porque al fin y al cabo es mi hija, quiero recuperar algo del tiempo perdido y ahora más que nunca debo aprovecharlo o me arrepentiré toda mi puta vida...

—¿Y de Rérica? ¿Tampoco, te vas a arrepentir?

—Mucho... ya lo estoy haciendo, pero tuve que elegir, me siento un cabrón, de lo peor...—dijo mientras daba un golpe al escritorio. —Mireya esta enferma...—dijo cabizbajo el comandante.

Bambiro's ClubWhere stories live. Discover now