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Rubén contemplaba la escena a lo lejos,  se detuvo a observar, pero dudo en un momento en acercarse, quería confiar en ella y ver qué se trataba de un mal entendido.

En lo que se iba acercando, Rérica trataba de zafarse y le dió una patada en medio a Emmanuel, este rápidamente se tiró al suelo, en señal de dolor.

—¡Qué carajo te pasa!—exclamó molesto el médico.

—¡No! ¿¡Qué carajo te pasa a tí!? No te vuelvas a acercar a mí, creí que eras mi amigo.

—¡Entiéndelo! Ese idiota te está mintiendo, no es quien crees, estarás mejor estando a mi lado.

En eso se vuelve a acerca a ella, y esta retrocede, en eso  finalmente Rubén corre a su auxilio.

—¡Te lo advierto! aléjate de Rérica—dijo molesto Rubén dispuesto a una pelea, pero el médico cedió a ponerle fin a esto y mira a Rérica por última vez y le dijo unas últimas palabras.

—Esta bien, Rérica me iré ahora mismo de aquí, pero recuerda lo que te dije, cuando te enteres de la verdad, yo estaré aún así para ti, por favor ve a ver a mi amigo Eduardo, el necesita platicar contigo, no te preocupes no te hará daño, pronto vendrá una ambulancia por él.

En eso se el jóven médico se retira y ambos se quedan solos en el pasillo.

—Lo siento Rubén—dijo entre lágrimas—yo me resistí, discutimos y no sabía que pasaría esto.

—Perdóname a mí, por tardar en venir a rescatarte—dijo mientras la abrazaba.

—Pienso que esto va ser difícil, me hace pensar que no nos quieren ver juntos.

—No me importa lo que piensen los demás, mientras estemos juntos, estaremos bien.

—Tengo que ver a Eduardo... ¿Está bien?—dijo mientras esperaba una respuesta de parte del militar.

—Adelante, yo esperaré aquí afuera.

Rérica se encontraba un poco cansada mentalmente después de lo sucedido, pero debía hablar con Eduardo, sentía que debía cerrar un ciclo. Tenía en mente el querer empezar bien las cosas con Rubén, sabía e intuía que no sería fácil estar con alguien como él, tenía muchas cosas en  su mente, pero algo de lo que si estaba segura, era que si está enamorada de él, tal vez no era la mejor mostrando sus sentimientos, realmente le costaba, no era como las otras chicas, no era muy romántica o cursi como las demás, era más bien taciturna e algo insegura pero daría lo mejor de ella.

Finalmente entro a la habitación de Eduardo y se encontraba ahí el jóven con su móvil en la mano, tan pronto la vio entrar, lo dejo a un lado y la miró con alegría.

—Pensé que no vendrías, pero... Escuché mucho ruido allá afuera. ¿Pasó algo?

—Todo está bien Eduardo—dijo con una media sonrisa.

—Rérica... Tu me estás mintiendo, del tiempo que estuvimos juntos, no eres tan buena en ello.

—Ya pasó, no te preocupes.

—Esta bien, te dijo Emmanuel que vinieras, porque quería pedirte perdón.

—¿Ehh? No es necesario, el pasado ya quedó atrás.

—Creo que yo soy el culpable de que estés así, fue cruel de mi parte no haberte entendido, hace tres años atrás era un completo imbécil.

—Yo también tuve algo de culpa.

—Pero yo más, lastimé tus sentimientos... Pero creo que al final encontraste a alguien mejor que yo.

—¿Te has enterado?

Bambiro's ClubOù les histoires vivent. Découvrez maintenant