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Habían pasado alrededor de seis meses, la relación de Rérica y Rubén se había fortalecido, su relación se hizo formal lo cual celebraron entre familia y amigos.

Ambos habían decidido alquilar una casa para vivir juntos, aunque Rubén por sus labores, el tiempo que pasaba junto a Rérica era poco, quería que tuvieran un espacio privado para los dos, dónde pudieran disfrutar. En ocasiones Rérica se iba a pasar unos días a su casa con su familia , realmente extrañaba el ambiente de su antiguo hogar, ya que le estaba costando adaptarse a un nuevo estilo de vida.

Sus amigas le iban a visitar con frecuencia, Elisa, Laura y otra de sus amigas del colegio Dalila, quien había regresado del extranjero.

Elisa seguía con su embarazo feliz junto a César, después de cancelar su compromiso con Sofía y discutir con su familia, pudieron ambos estar juntos y formarían su propia familia. César había ganado las elecciones y se convirtió en el alcalde de la ciudad, su relación con Elisa se hizo pública y al contrario de lo que se pensaba, había aumentado su popularidad, lo cual fue de ayuda para su elección.

—¿Señorita Rérica? ¿Hola? ¿Se encuentra bien?—dijo uno de sus cocineros.

—¿Ehh?—se dió cuenta rápidamente que estaba tirando el café.

—Yo me encargaré de servir café, usted puede ir a tomar un descanso—dijo con  preocupación el cocinero, accedió y se retiró de la cocina, con dirección a la pequeña oficina del restaurante.

—¿Qué es lo que me pasa?—dijo mientras tocaba su cabeza, aunque se cuestionaba a sí misma, sabía que no había dormido bien estos días, el estrés laboral le estaba pasando factura, tomó asiento y se acomodó en su silla.

—Creo que mi hermosa chica, necesita unas vacaciones—dijo desde el marco de la puerta Rubén, quien apareció de sorpresa y Rérica corrió a abrazarlo.

—¡Rubén! Amor te extrañado—dijo mientras lo abrazaba fuertemente y este correspondía gustoso su abrazo.

—Han pasado tres largas semanas sin verte, te necesito mucho Rérica—dijo mientras le daba un pequeño beso en sus labios.

—Dentro de una hora termina el turno, e iré a casa, deberías adelantarte y descansar, se que vienes de un largo viaje.

—Puedo esperarte.

—Te ves agotado Rubén, ve y toma un baño, yo llegando prepararé la cena para ti.

—Lo haré, con la condición que tú también comas algo.

—Mmmm... Está bien—dijo sin más Rérica, y el comandante se retiro, no sin antes darle un último abrazo, y está sonrió.

—¿Porque Rubén está más cariñoso de lo normal? Es extraño—dijo para sí misma, mientras se dirigía a la parte de enfrente, para asegurar el cierre del restaurante, ya quedaban pocos comensales. Vio que por la puerta venían entrando tres chicos haciendo mucho ruido.

—¡Eso estuvo sorprendente!—dijo el pelinegro, mientras acomodaba se quitaba sus anteojos.

—Eres el mejor bebe—dijo Javier mientras lo abrazaba y detrás de ellos venía Daniel Fayole con una gran sonrisa, al ver a Rérica.

—¡Hola chicos! ¿Porque tanto ruido?—preguntó curiosa Rérica.

—Erick, Daniel y yo fuimos a un campo de tiro, nos enseñó Erick a lanzar tiros.

—Erick, por lo que se, Rubén y tú, tienen práctica en todo eso ¿Verdad?

—Así es mi estimada, pero en esto soy mejor que Rubén jajaja—dijo un tanto orgulloso el menor de los Rocaluz.

Bambiro's ClubWhere stories live. Discover now