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Ya la tormenta había cesado, dando paso a un radiante amanecer, pronto la luz solar apareció con todo su esplendor y  las flores del jardín estaban relucientes, al parecer la lluvia de la noche les había sentado muy bien. En la cabaña de los Díaz, los invitados empezaban a despertar y alistándose para un día lleno de aventuras.

Rérica y Rubén aún se encontraban durmiendo plácidamente. De los dos, ella fue la primera en despertar y vió que estaba abrazando a Rubén y sus rostros estaban cerca, lo admiró por un momento y se ruborizó,  prontamente lo soltó y se disponía a levantarse, pero se percató de que algo la detuvo.

—Estaba muy cómodo hace unos instantes, ¿Porque dejaste de abrazarme?—dijo Rubén tallando sus ojos, mientras se sentaba a la orilla de la cama.

—Lo siento.

—¿Porque lo sientes? No pasa nada. Me alegra que tengas algo de tacto conmigo

—Sabes no soy una persona que le guste mucho el contacto, me estoy esforzando.

—Lo sé, se que te gusta mucho observar, es la segunda vez que me miras mientras duermo.

—¡Ya no hables Rubén!—dijo mientras le lanzaba un cojín y tapaba su rostro de la vergüenza y este sonreía.

Después de un rato, se encontraban listos  para reunirse al comedor junto a los demás. Rérica fue a la cocina y  se acercó a la mesita donde había un botellón de agua.

—¿Sedienta?—preguntó el pelinegro.

—En realidad es mi desayuno—dijo mientras bebía un enorme vaso de agua, y pronto fue arrebatado de sus manos.—¡Oye! Devuélveme el vaso.

—Tienes que comer algo, desde ayer no lo haces.

—No es tu asunto Rocaluz—dijo algo molesta. En eso se acercan Erick y Javier quienes venía entre risas, al ver a la pareja discutir, su pelea se había tornado algo infantil.

—Oh Su primera pelea, oh My god! Stop no ven que asustan a los niños—dijo el menor de los Rocaluz, entre risa.

—Buenos días hermanita, señor Rubén.

—Buenos días Javier—contestó Rubén algo serio y miraba a Javier, como suplicando que este leyera su mente y le ayudase con Rérica y este logró entenderle.

—Oh ya veo, hermanita venga vamos al comedor, hace mucho que no tenemos un desayuno juntos en familia, tengo que darte una noticia—rapidamente Erick volteó a mirar a Javier asustado.

En eso se dirigieron al comedor, Rérica sin muchas ganas y Rubén le animaba. Mientras los menores estaban algo atrás, antes de entrar al comedor, se encontraban conversando sobre el asunto de darle la noticia a Rérica sobre su relación.

—Estas loco Javier, me da pena con tu hermana.

—No tengas pena, incluso tu hermano lo sabe—en eso Erick por un momento quiso querer desvanecerse.

—¿Cómo mierda lo sabe Rubén?—dijo asustado.

—Nos vió en el estacionamiento de Bambiros Club que estábamos besándonos, hey no pongas esa cara—dijo mientras tomaba su rostro.— No tengas miedo, si yo pude hablar de esto con tu hermano, él lo entendió y lo aprobó, no dudo de que mi hermana también lo haga, tal vez se sorprenda, pero se que Rérica nos dará su apoyo, con esto siento que por fin ambos nos sentiremos más libres y pronto podemos serlo con las demás personas, ¿Confías en mí?—dijo Kovitoba y ambos sonrieron y siguieron su camino hacía el comedor para reunirse con los demás.

Ya en el comedor se encontraban, los Rocaluz, Kovitoba y las amigas de Rérica, mientras estaban recién enterándose de que Rubén y Rérica se habían vueltos más cercanos.

Bambiro's ClubWhere stories live. Discover now