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Antes de ir a la mansión Rocaluz, Rérica y sus amigas decidieron ir a tomar un café dentro de un centro comercial. Realmente tenían algo de tiempo sin verse, así podían estar al tanto con sus vidas.

—Pero mira que bonita te ves futura mamá—le decía Rérica a su mejor amiga.

—Ya esta algo grande, realmente sigo sin creer que me esté pasando esto, poder tener una familia con César es un sueño del cual no quiero despertar—dijo la futura madre.

—Tenemos que hacer un baby shower para estos pequeñines—dijo Laura mientras le sobaba su pancita.

—Le diré a César qué organicemos una, él estará contento, de hecho me lo había comentado hace tiempo.

—Nosotras te ayudaremos, el banquete corre por cuenta de Bambiros Club—dijo  Rérica contenta.

— Y que nos dices Rérica, ¿Cuando es la boda con Rubén?—preguntó Laura.

—No hemos hablado aún acerca de ese tema.

—¿Es algo extraño? ¿No lo crees?—dijo la recepcionista mientras le daba un sorbo a su café y Elisa le da un codazo.

—No se preocupen, se lo que piensan, porque yo también lo he pensado, pero saben, no hay prisa, se que me lo dirá en  algún momento, se que tiene un puesto laboral importante, no puede descuidarlo y yo también tengo mis negocios.

—Lo siento Rérica si te he incomodado, se que a veces hablo de más—dijo una Laura con algo de pena.

—Esta bien chicas, ya pasó. Podrían acompañarme a comprar algo de ropa, verán que ya los pantalones no me quedan, estos gemelos crecen a gran velocidad—dijo Elisa tratando de cambiar el ambiente.

Después de unos veinte minutos, las chicas se dirigieron a una tienda de ropa, Elisa y Laura, estaban buscando algunas prendas, mientras Rérica las observaba con diversión,  ya que les gustaba hacer bromas entre ellas. Cuando una pequeña niña la tomó de su camisa y estaba llorando.

—¿Qué pasa pequeña?—dijo una preocupada Rérica.

—Mamá no está, no la veo—dijo con gran dificultad, pues su llanto era demasiado.

—Oh no llores, me quedaré contigo hasta que llegue tu mamá—dijo mientras le secaba las lágrimas con un pañuelo qué saco de su bolso.

—¿Cómo te llamas?—preguntó Elisa quien se acerco a ella y le acaricio su cabecita.

—Mi nombre es Mireya, pero papá me dice Miri.

—¿Sabes algún número? Para llamar a tus papas—preguntó la rubio quien se unió con las demás chicas y la niña.

—No, mamá se enoja mucho conmigo porque le pregunto muchas cosas—dijo siguiendo con su llanto. —Mamá se enojó conmigo, porque le dije que tenía hambre —todas las chicas se quedaron viendo entre sí, al escuchar a la niña.

—¿Tienes hambre?—preguntó Elisa y ella afirmó.

—Sí, pero no comeré porque si viene, se va a enojar.

—Miri tienes que comer, para que crezcas fuerte, vamos te compraré algo—Rérica estaba enojada, porque a pesar de que ella tenía problemas alimenticios, le parecía injusto que  una niña tan pequeña tenga problemas como esto.

Se acercaron al área de comedor, y le compro una hamburguesa, la niña se tranquilizó y comió. Mientras las chicas, estaban pensando en que debían hacer.

—Tenemos que hablar con la policia—dijo Laura.

—¿Debería hablarle a César para que contacte a alguien de Trabajo Social?—dijo Elisa con preocupación.

Bambiro's ClubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora