Sálvala

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Merlina corrió en línea recta luego de pasar el lago, no sabía si las encontraría, pero no tenía pistas de dónde buscar así que, si Enid sintió la misma desesperación que ella sentía en ese momento, habría corrido derecho hasta quedarse sin aliento.

Efectivamente había sido así y cuando llegó, Goody terminaba de hacer un nudo, el cuerpo de la rubia se removía atada a un árbol, una soga gruesa rodeada su boca, cuello, cuerpo y extremidades inmovilizándola contra el tronco.

— Llegas a tiempo — la peli-blanca desenfundó la espada — Aún estoy considerando dónde atacar, puede ser el pecho, o el cuello, o el estómago... —

— Aléjate — para sorpresa de la misma Merlina, su voz sonó firme y autoritaria mientras apuntaba su ballesta a la frente de la chica.

— ¿Por qué? ¿No era esto lo que querías? — la peli-negra tragó grueso y lanzó una mirada fugaz a la chica en el árbol, los ojos azules estaban rojos de tanto llanto.

— No lo repetiré una tercera vez, aléjate —

— La soltaré — Goody levantó las manos frente a ella sin soltar la espada — Si tu dices que la matarás —

— ... — la ballesta se sacudió levemente.

— Dilo, di que acabarás con su vida y yo te dejaré hacerlo — las miradas se enfrentaban, solo que si fuera un concurso, Merlina estaría perdiendo — ¿O no eres capaz? —

— ¿Cómo sé que cumplirás? —

— Te doy la palabra de una Addams, se que eso es suficiente — la peli-blanca pareció reconsiderarlo — Bueno, mi palabra si tiene valor, a comparación de la tuya... Tu le dijiste que la amarías sin importar qué, que permanecerías a su lado, que juntas enfrentarían lo que fuera — sonrió de lado — Mentirosa —

La flecha voló justo a la cabeza y Goody, quien sabía lo que sus palabras provocarían, la esquivó.

— Que impaciente — se lamentó mientras estiraba el brazo con la espada y lo posaba en el pecho de la rubia donde el anterior corte con la daga ya había cerrado — Te lo voy a poner más fácil — ofreció sin dejar de mirarla un segundo — No hay respuestas correctas, te prometo que no la mataré si eres honesta —

— ¿Qué? — Merlina la miró confundida.

— Es simple ¿Puedes matarla o no? — repitió con calma — Yo juzgaré tu honestidad, si estoy satisfecha créeme que no le haré ni un rasguño — aseguró — Pero es tu última oportunidad, así que escoje bien tus palabras —

Nuevamente los ojos oscuros y claros se encontraron, Enid le rogaba con la mirada; minutos atrás había aceptado la muerte, pero no quería irse frente a los ojos de Merlina y mucho menos a manos de alguien que no fuera ella misma o el amor de su vida.

Y esa mirada destrozaba a Merlina, aún había resentimiento en su interior, pero las palabras que le había dicho la rubia se repetían en su mente, no había sido su culpa el ser mordida y aún sabiendo cómo podían salir las cosas se arriesgó a regresar a su lado, había confiado en ella y así le respondía... Quería aferrarse a las palabras que le había dicho "sigo siendo la misma".

— No puedo... — aceptó bajando el arma y la mirada — No puedo acabar con la vida de quien ha estado a mi lado por tantos años... — murmuró en un intento por corresponder los ruegos que una hora atrás la rubia le había gritado — Nuestros desafios... Nuestras victorias... Siempre creí que era invencible, la más fuerte... Pero era Enid mi pilar de apoyo... Siempre... Juntas... — su voz era suave mientras decía nada más que la verdad, por que la muerte no era lo que la loba merecía, no después de toda la felicidad que le dio a su vida, no podía abandonarla de esa forma — Enid... Eres el refugio en el que encuentro paz y la razón por la que sonrío con el corazón — sus ojos volvieron a alzarse viendo la sonrisa de suficiencia de Goody y luego el rostro conmovido de la rubia, se quedó en ese último — No me puedo imaginar una vida sin ti... Y si eso me convierte en una traidora... Pues bien, seré la peor de todas... —

Sombras Entrelazadas (Wenclair) Where stories live. Discover now