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La primera baja de Merlina fue a sus 10 años, bastante joven hasta para los cazadores, aunque lo esperado de una Addams; sin embargo no lo había hecho sola y eso era algo que muchos ignoraban.

- No puedes hacer eso - una preocupada Enid de 11 años seguía los pasos de su compañera.

- Si, si puedo y por eso lo haré -

- Incluso los mejores cazadores van en grupos - seguía intentando razonar - mínimo en parejas ¡y tu piensas ir a un refugio de gorgonas completamente sola! -

- Mi madre hizo lo mismo con unas sirenas a mi edad - respondió la peli-negra restándole importancia.

- Esto no tiene que ser una competencia -

- No lo entenderías - llegaron a la sala de armas, era de noche y no había nadie en los alrededores - Agradezco la compañía que no pedí y confío que esto quedará entre las dos - dijo con seriedad - Puedes esperarme despierta o como prefieras, no pienso demorarme - y dicho eso se encerró en la gran habitación.

No era un plan a prueba de fallas, de hecho había varias cosas que podían salir mal, bastante mal; sin embargo Merlina era obstinada y tenía una ciega confianza en sus habilidades.

Todo empezó como debía, una vez petrificados los dos seres a las afueras, entrar al lugar y camuflarse en las sombras fue sencillo, aunque hubo un detalle que no había contemplado, la casona era de dos pisos y en el segundo funcionaba un bar donde había todo tipo de seres.

- ... - fallaron sus cálculos, una cosa era enfrentarse a gorgonas y otra muy diferente entrar a un nido de monstruos, lo racional sería una retirada tan silenciosa como su llegada ¿A quién engañamos? Merlina Addams no se daría por vencida.

Y luego de que la flecha derribara a un hombre haciéndolo caer sobre una mesa de licántropos, todo se salió de control. En medio del caos parecieron confundirla con una vampira lo cual al menos evitaba que todos la tomaran como objetivo.

Comenzaba a cansarse de esquivar ataques, era apenas una niña en medio de un mar de adultos, Enid tenía razón, no debió haber ido sola aunque ¿cuáles eran sus opciones? No confiaba en nadie de la academia, solo estaba la rubia en su lista pero aún no estaba segura de sus capacidades de lucha.

Trastabilló y cayó cubriéndose pobremente del pisotón de una sirena, utilizó su tamaño para gatear por el suelo, las escaleras a la salida estaban frente a ella.

- ¡Tu! - una gran mujer le bloqueó el paso mirándola con auténtico odio - ¡Le disparaste a mi hermano! - gritó antes de abalanzarse sobre ella; escapó con agilidad pero ya no solo era perseguida por una mujer sino por todo un grupo.

- Maldita sea... - murmuró saltando la barra y atravesando el salón, cada vez estaba más lejos de la salida y cuando creyó que iba a ser acorralada y eliminada una ventana se rompió en cientos de pedazos y dos cilindros del tamaño de un puño rodaron por el suelo antes de explotar en nubes blancas.

Sus ojos ardieron antes de que un cuerpo apareciera detrás y en menos de nada tenía una máscara antigases puesta, la tomaron de la mano y fue arrastrada por el lugar mientras escuchaba las maldiciones y toses de los demás. Tropezó con un ser tendido en el suelo y segundos después estaba sobre la espalda de alguien, aunque no parecía muy estable y era pequeña.

En las escaleras el peso con la velocidad fue demasiado y tanto su salvador como ella rodaron hasta el primer piso.

- Auch - esa voz la reconocía.

- ¿Enid? - el nivel 1 aún estaba fuera de humo y fue capaz de ver la rubia cabellera qué confirmaba sus sospechas - ¿Qué haces acá? - preguntó confundida.

Sombras Entrelazadas (Wenclair) Where stories live. Discover now