La Vampira

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Era la segunda vez que la daga rozaba alguno de sus costados, desde que se había apuntado, casi forzosamente, a la misión contra los vampiros, Merlina había estado entrenando a diario durante más de una semana.

- Haz mejorado en combate cuerpo a cuerpo - admitió la peli-negra saltando hacia atrás para conseguir distancia - ¿Qué pasó con las armas? -

Enid quería decirle que no había tocado una en dos años, que no era necesario cuando podías convertirte en un gran lobo con afilados dientes y enormes garras, pero no podía.

-Te estoy dando ventaja - pésima elección de palabras ¿Quieres hacer enojar a Merlina? Subestimala.

- Estás muerta - la mirada que recibió coincidía con la amenaza y en menos de nada se vio corriendo por toda la sala de armas intentando escapar de los ataques.

- ¡Perdón! ¡Era broma! - se disculpó creyendo que tendrían piedad, ilusa ella, era de la joven Addams de quien estaba hablando.

Saltó una mesa con un movimiento impecable de parkour y cuando estaban por atraparla corrió hacia la pared y se impulsó para dar un bote en el aire y caer detrás de su perseguidora; la tomó de la muñeca y se la dobló para que soltara el arma mientras le giraba el brazo hasta que quedara en su espalda y poder empujarla contra el muro.

- Jaque Mate - susurró en su oído sin importarle el forcejeo, en cuanto a fuerza, no había forma de que la superara.

- Habré perdido esta pelea, pero no sucederá de nuevo Sinclair - gruñó la peli-negra sin dejar de removerse - Así que no te costumbres -

- Uy que miedo - bromeó ganándose un gran pisotón que la hizo usar toda su voluntad para no gritar y soltarla - Al menos podrías decir que estas orgullosa o algo... - sugirió con tono achicopalado.

- Agh - la más baja dejó de hacer fuerza y apoyó la mejilla en la fría pared - No lo hiciste nada mal - aceptó agradecida de que no pudieran observar su rostro.

- ¿No merezco un premio? -

- No abuses -

- Ay, por favor, necesito motivación si me quieres en mi 100 contra los vampiros - la menor soltó un bufido.

- Bien, como sea, ahora suéltame - Enid dudó unos segundos, mantener inmóvil a Merlina era un logro que solo ella podía jactarse de conseguir; observó la piel desnuda de la nuca.

- «Si fueran otros tiempos» - pensó antes de dejarla ir.

- ¿Qué quieres? - preguntó la peli-negra dándose vuelta para encararla.

- Un besito - pidió con una sonrisa inocente.

- Ni hablar - se negó de inmediato haciendo una X con sus brazos.

- ¡¿Por qué?! - se quejó la mayor haciendo cara de cachorro regañado - Dijiste que podía pedir lo que quisiera -

- No dije eso -

- ¡Bien! ¡Vayamos al hotel de esos chupasangre! Tal vez así puedan poner fin a mi miserable existencia - dramatizó la rubia fingiendo estar dolida, Merlina cubrió su rostro con una de sus manos y suspiró rendida.

- Hazlo, rápido -

- ¿Enserio? - Enid pareció brillar tan radiante como el sol antes de acercarse, sin el uso de violencia volvió a arrinconarla contra la pared y lentamente se inclinó hacia adelante dejando un suave beso en la mejilla salpicada de pecas - Cerraste los ojos - señaló con una sonrisa divertida - ¿Qué beso esperabas? - la molestó complacida por el rubor que le dio vida a la pálida piel.

Sombras Entrelazadas (Wenclair) Where stories live. Discover now