Lealtad A Ciegas

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Enid se encontraba sentada en la cama de Merlina mirando su celular, su novia había ido con Morticia a la librería y por obvias razones no las había acompañado.

Estaba a punto de poner música cuando escuchó como tocaban la ventana, dio un rápido vistazo sin mucho interés, era normal que las ramas de los árboles circundantes chocaran contra el vidrio, sin embargo por pura sospecha no subió demasiado el volumen de la canción. Volvieron a tocar con el mismo patrón y volvió a mirar, el viento no parecía soplar lo suficientemente fuerte para mover las frondosas ramas; dudosa regresó la atención a su celular y menos de un minuto después volvió el mismo sonido.

Se levantó con curiosidad y abrió la ventana asomando la cabeza, esperaba ver a alguno de sus amigos en el exterior, pero no había nadie. Miró a los costados y todo estaba tan tranquilo como podía estar el día hermosamente soleado, tamborileó la melodía del celular en el marco de madera disfrutando un momento los rayos del sol antes de darse vuelta y regresar al interior.

- Eeeeeenid~ - canturreó una voz claramente fingida, aún así desechó la idea de volver a recostarse - Estoy arriba~ - volvió a hablar la chillona persona y creyendo que era una especie de broma se limitó a salir por el alféizar y trepar hasta la cima de la mansión.

Lo que encontró la tomó por sorpresa, puesta a la fuerza y enrededada en una antigua antena de televisión estaba una gran sombrilla negra y cubriéndose con esta, la vampira de gafas oscuras.

- Tiene que ser una broma - murmuró llevando la mano a su cara con desesperación - ¿Qué crees que haces acá? -

- Quiero un favor - ese día no podía ponerse más raro.

- ¿No fue suficiente con que te salvara la vida? -

- Pero eso yo no te lo pedí - la peli-negra se mostró victoriosa - Y es bastante simple si me lo preguntas -

-No quiero escucharlo - Enid negó con la cabeza dispuesta a regresar - Vete con tus ideas locas antes de que alguien más te vea -

- Y yo que creí que ya eramos cercanas - la chupasangre suspiró con exagerada decepción - Quería intentarlo amablemente... - había algo en su tono, algo que a pesar de que se mostrara amable no quitaba el peligro que representaba - Podré quedarme sin amiga, pero no sin opciones -

En medio de las sombras destellaron los blanquecinos dientes, los vampiros aunque no se desintegraran con el sol eran muy sensibles a la luz y podían presentar rápidas quemaduras si se exponían demasiado.

- ¿Me amenazas? -

- No, cómo crees - la peli-negra se inclinó hacia atrás, apoyando la mano en el tejado y estirando una de sus piernas le dio la apariencia de alguien que no tiene nada que temer - Es un chantaje, nada más - ante el silencio de la loba prosiguió - No pude evitar notar tu secretismo acerca de quien eres en realidad, así que pensé que si tenías algo de motivación tu ayuda sería más eficaz, ya sabes, las personas suelen trabajar mejor con incentivos -

- Te voy a matar aquí mismo - la rubia estiró su brazo y en su mano aparecieron unas larguísimas garras.

- Ows ¿no tienes nada de curiosidad por lo que quiero? - Yoko permaneció en el mismo lugar, aunque la pierna que tenía estirada se recogió hasta que la planta del pie tocó el techo, solo por precaución.

- ... - la verdad era que si.

- Divina, la cazadora - respondió y la oji-azul hizo una mueca de confusión - ¿Cuantos años tiene? Aunque la edad es solo un número - se encogió de hombros ante sus últimas palabras - ¿A qué familia pertenece? ¿De dónde es? Su historia, todo lo que sepas de ella -

Sombras Entrelazadas (Wenclair) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora