Capítulo 5

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Tres malditos días, encerrado en este lugar, sin saber la verdadera razón por la que estaba aquí, llenó de cosas que carcomen mis sentidos y me estresan más de lo normal, haciéndome sentir a punto de llegar a perder por completa la poca cordura que todavía me quedaba.

Al tener eso en mente, jalé mis cabellos con desesperación y rodé en la cama donde yacía recostado, impaciente.

Estos días ese tipo desconocido ha estado viniendo a dejarme utensilios de uso personal, incluso me ha preguntado si quiero algo en específico, lo que me ha hecho sentirme aún más dudoso con mis posibles teorías del porqué estaría aquí. A excepción de todo eso, él jamás ha intentado hablarme o hacer una especie de conversación larga, siempre es tan seco como la primera vez en que vino a verme.

No me interesa, no me importa en lo más mínimo si le agrado o no a ese hombre, no me es relevante tener una relación con una persona que seguramente no trabaja sanamente, con alguien que es una mierda de persona por haber asesinado a un montón de seres humanos. En mi maldita vida podría relacionarme con un asesino, mucho menos, con quien le arrebató la vida cruelmente a inocentes, a mis compañeros de trabajo, a esos doctores que arriesgaban muchas cosas por estar todo un día entero en un hospital. Ese desgraciado, junto a esos otros desconocidos, merecían lo peor del mundo, al igual que su estúpido "jefe" por haber ordenado que hicieran tales actos desastrosos.

Tenía mis sospechas de quién podría tratarse la mierda que me secuestro, sin embargo, sin saber exactamente de quién se trataba, ya lo odiaba.

Lo detestaba, sentía un profundo odio por él, la muerte de todos mis compañeros fue ordenada por ese desgraciado, aunque ni siquiera me habían confirmado eso, yo lo sabía, sería demasiado tonto de mi parte negarlo, y tampoco tenía motivos para defender a esa mierda sin sentimientos.

¿Alguna vez habrá sufrido la muerte de alguien?, por primera vez en la vida me hallaba deseando el mal a otra persona.

Jamás en mi vida había querido el sufrimiento de alguien más, no obstante, quien me haya secuestrado, fue el encargado de la perdida de varios doctores. Además, también lo odiaba por secuestrarme. Tenía muchos motivos por los cuales despreciar a ese hombre.

Sentí mi corazón oprimirse al saber que la persona que me secuestró, era poderosa. Gracias a esto, la probabilidad de que algún día me encontraran, era mínima. Quería ser fuerte al caer en la cruda realidad en la que me encontraba atrapado, sin embargo, me volví vulnerable en el momento que comencé a pensar en que lo más probable sería que nunca volvería a ver a Hange, o a quienes apenas comenzaba conocer y formar una amistad.

El arrepentimiento cayó de golpe al darme cuenta de que desaproveché muchas buenas oportunidades, de haber podido ir de fiesta por la noche, salir a comer con mis compañeros que me invitaban seguido, conocer nuevas personas, acompañar a la loca de mi amiga a sus deliberadas salidas. Se suponía que aún me quedaba mucho tiempo al que sacarle provecho, pero ahora ya no tenía la oportunidad de hacerlo, solo sentirme arrepentido por no seguir los consejos de la castaña.

Una delgada lágrima atravesó uno de mis ojos.

Limpié la humedad de inmediato-No llores, eres fuerte, Levi Ackerman-Intenté darme propio consuelo, sintiendo un nudo en mi garganta-Esto no es nada-Repetí en mi cabeza, cerrando los ojos con fuerza-Pronto terminará...

Estuve a punto de comenzar a soltar sollozos del aproximado llanto, pero me contuve al escuchar esos tan conocidos pasos acercándose. Con una de mis manos sequé todo rastro de lágrimas en mi rostro, no pretendía que el tipo descubriera mi dolor por estar en este lugar, ya era humillante estar aquí, cual iluso, lo sería mucho más si supiera que esto de verdad me afectaba en sobremanera.

In the hands of the enemy. (EreRi)Where stories live. Discover now