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Una serie de acontecimientos redirige el camino de tres huérfanos hacia la Sombra, un lugar infestado de oscuridad y muerte. Sin saberlo, este suceso marcará un Antes y un Después en sus vidas.
Para evitar la extinción del mundo, tendrán que...
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La idea de Maxim no abandonó mi mente ni un instante. No me sorprende, el simple hecho de imaginarme la culminación del plan, me ilusionaba hasta la médula. Así como también me sorprendía, nunca antes había sentido la necesidad de poseer un deber, una meta auténtica. Me conformaba con mi vida común y corriente. Con la comida asquerosa del Primer Ejército, con mi petate que no me rescataba del frío que emanaba del suelo. Me conformaba con estar todo el tiempo a lado de Mal y Alina, con los breves momentos de felicidad. No obstante, así como mi vida ya no era idéntica al pasado, tampoco yo. Ansiaba más. Quería más.
Por ello, apenas tuve la oportunidad, me presenté ante el Oscuro. Llevaba la emoción encima, como un abrigo y él, que quizá ya había aprendido a leerme -o bien podría haberlo demostrado con más obviedad de la que creía- se sintió curioso de conocer el motivo de mi comportamiento.
━━¿A qué se debe tu buen humor hoy? ━━como era de esperarse, me analizó, intentando descubrirlo por su cuenta━━ ¿Baghra no te golpeó esta vez?
━━No lo hizo, sí ━━dije━━. Pero no estoy feliz por eso, es otra cosa. Un tema que debo discutir contigo.
Pese que había compartido dos cenas con él y charlas cortas en las que cierta tensión vagaba por el aire, una sutil corriente de nerviosismo aún daba vueltas por mi pecho ante su mera presencia. Era lógico. El Oscuro sólo me había mostrado una minúscula parte de su ser, lo que sobraba, podría ser desagradable, mordaz. Y fue debido a esto que en ese momento, sentí la necesidad de tantear el terreno al que estaba a punto de adentrarme.
━━Te escucho.
━━Sólo quiero saber, si Alina destruirá la Sombra, ¿yo qué haré?
Un sentimiento que vacilaba entre el asombro y el disgusto nubló sus facciones. No esperaba tal confrontación. Su reacción dejó en evidencia que realmente él tampoco conocía la respuesta a mi duda. Admito que eso me hizo sentir decepcionada, inservible. Se quedó en un silencio profundo como el mar y después de un rato, simplemente se levantó de su asiento y caminó hacia mí. Nos encontrábamos en la sala de guerra, esa vez estábamos escoltados. Mejor dicho, él estaba escoltado. Maxim brillaba por su ausencia.
Al estar frente a mí, mostró ojos dubitativos.
━━¿Qué harás tú? ━━asentí, deseosa de escuchar sus siguientes palabras━━. Grandes cosas, definitivamente. Su llegada es próxima, sólo mantén la paciencia.
━━No es la respuesta que esperaba ━━confesé.
━━Lo será. En un futuro.
Amaba mucho hablar del futuro, amaba decidir cuándo, dónde, con quién, a qué hora. Era como si creyera que tuviera el "destino" de las personas a su merced, como si creyera que podía decidir por ellas. ¿Podía decidir por mí? ¿Ya había perdido ese espíritu de sabiduría? No, no lo había hecho.
